El Gobernador y la faena todos serenos. Reinventar la lupa para analizar a Rocha
Con tres golpes de timón en siete días, el Gobernador Rubén Rocha Moya restableció la ruta de Sinaloa hacia la estabilidad y les cumplió a las expectativas ciudadanas por legalidad, al dar de baja a Luis Guillermo Benítez Torres como Secretario de Turismo; gobernabilidad, al refrendar que apoyará a la Universidad Autónoma de Sinaloa como ningún otro Mandatario estatal lo ha hecho, y liderazgo, al ponerse frente a las protestas por el alza voraz de cobros en las casetas de peaje de la maxipista Culiacán-Mazatlán.
Lo ha hecho Rocha Moya con el sello característico de su personalidad, de su estilo. Hace algunos meses hasta imposible parecía que dos de los políticos sinaloenses muy amigos del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que son los casos de los ex alcaldes Jesús Estrada Ferreiro en Culiacán y Luis Guillermo Benítez Torres en Mazatlán, fuesen removidos por los pésimos gobiernos que realizaban. Las conjeturas fueron derrotadas, pues las deposiciones se concretaron inclusive con el asentimiento del Mandatario federal.
Y hace más poco tiempo, después de la violencia a ras de terrorismo que el reciente 5 de enero aterrorizó a Culiacán y otros municipios, réplica del 17 de octubre de 2019, el miedo común daba por hecho que vendrían más guerras encarnizadas entre la facción del Cártel de Sinaloa afectada y la fuerza pública. Por fortuna, la terrible hipótesis ha fallado hasta la fecha y además en el ínter la lucha del gobierno contra el narcotráfico continúa con nuevos arrestos.
Desde que asumió la titularidad del Ejecutivo estatal Rocha ha dejado claro para sus colaboradores o adversarios que no permitirá que crezcan los conflictos al nivel que constituyan riegos de desestabilización. Al “fuego amigo”, es decir a los de su propio partido que lo desafían, les ha aplicado la mano dura, inflexible; a quienes desde la sociedad lo creen débil, buena gente de más, les envía puntual el mensaje de fortaleza institucional.
Hay que conocerlo para saber quién está al frente de la nave sinaloense. Por supuesto que no fue confeccionado del mismo material autoritario de algunos de sus antecesores en el cargo que para someter a los opositores los atacaban, inclusive los eliminaban. En la jornada matutina que le dedicó el 9 de febrero a la UAS, sin límite de tiempo, después de la rispidez por el tema de la posible reforma a la Ley Orgánica de la casa de estudios, el Gobernador refrendó la cualidad de restablecer la armonía antes de que cuajen las confrontaciones.
Cortó de tajo la presunción del choque frontal Gobierno-UAS. “Tengo un gran compromiso ahora que soy Gobernador: no dejar de apoyar a la Universidad, la voy a apoyar siempre, por encima de “runrunes”, que qué pensará, a la mejor ya quiere quitar esto. Yo voy a respetar la autonomía de la Universidad en todo momento, voy a apoyar al rector Madueña, lo estoy apoyando como nunca”, dijo.
Lo de la destitución de “El Químico” Benítez para que sin necesidad del ritual engorroso del juicio político esté a disposición de instancias ministeriales y judiciales en lo referente a denuncias por desempeño irregular de la función pública, usó el martillo del poder para demoler la impunidad y los algodones de la presunta inocencia para que el afectado amortiguara el golpe. Una decisión que se veía venir desde finales de 2022, forzada en los tiempos con la consiguiente sospecha de protección política, fue implementada a satisfacción de los sinaloenses.
No se diga del carácter que mostró el Gobernador frente al aumento del 40 por ciento en las tarifas de peaje de la ¿autopista? Culiacán-Mazatlán, siendo que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes autorizó el alza en 6.8 por ciento. De inmediato Rocha Moya rechazó el abuso y le recalcó, aparte, el señalamiento generalizado del mal estado de dicha carretera, recibiendo el respaldo de los sectores económico, político y social. ¿Dónde está el arrojo? En que sostuvo la exigencia aun sabiendo que una de las empresas del magnate Carlos Slim, muy cercano a López Obrador, es la que comete la arbitrariedad.
Es decir, sirvan los tres escenarios revisados para determinar que el régimen de la Cuarta Transformación en Sinaloa deja transcurrir el tiempo, pero finalmente no permite que pasen impunes las transgresiones a la ley. Y que afianzar ese modo de gobernar corresponde a los sinaloenses en el equilibrio de denunciar lo anómalo y reconocer al que está a cargo de las soluciones cuando las toma en el sentido correcto.
Una vez tuvimos un Gobernador que decretó el “fusílenlos” para eliminar a supuestos delincuentes, incluyendo como víctimas en tal disposición a sus rivales políticos; uno más que implantó la consigna rencorosa de “si no estás conmigo, es que estás contra mí”, y otro en cuyo mandato acabaron coincidentemente en la tumba algunos adversarios. Todos eran políticos forjados en el esquema hamponil del ejercicio de la función pública.
Hoy pongámosle atención al hecho de que nunca habíamos tenido de Gobernador a alguien con origen en la lucha social y con trayectoria en la inteligencia, el conocimiento y la razón. Entonces también debemos calibrar la lupa para vigilar a quien fue maestro normalista rural y desde allí escaló a Rector de la UAS y presidente de la Comisión de Educación del Senado de la República.
Si antes le temimos bastante,
A la política traidora,
¿Debe asustarnos ahora,
la civilidad del gobernante?
Con la Velada de las Artes se le dio el sábado el banderazo de arranque al Carnaval de Mazatlán y también comenzó la plegaria colectiva para que la fiesta ocurra en paz, en la lúdica celebración que con confeti, oropel y máscara le abre remansos a un pueblo que el resto del tiempo lucha por los eternos derroteros de la familia y de la sociedad. La fiesta se les da tan bien a los mazatlecos que hasta las olas del Pacífico se contagian y bailan al ritmo que marca la tambora.
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