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"Opinión"

"El matrimonio no es natural"

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    Existen muchas definiciones del matrimonio, pero una que me causa gracia es: “una conexión más o menos duradera entre un hombre y una mujer, que perdura después del mero acto de la procreación”.
     
    Los primeros humanos, por allá hace unos 1.8 millones de años atrás, tenían muy poca necesidad de contraer matrimonio. Con una conducta similar a la de los primates, los machos y hembras tenían múltiples parejas. El intercambio de alimento por favores sexuales era común entre individuos, incluso entre el mismo sexo. Ya que las mujeres podían seguir recolectando alimento estando embarazadas, tenían muy poca necesidad del hombre para protección o abastecimiento. Este periodo se caracterizó por ser uno donde la gente no ganaba nada con estar en una relación monógama.
     
    El clima cambió y los humanos empezaron a migrar hacia tierras más prósperas, donde podían recolectar frutos y vegetales, así como obtener alimento de la caza utilizando herramientas. En este periodo, empezaron a aparecer las primeras uniones formales entre dos individuos. Permanecer en pareja representó una formidable alianza para la sobrevivencia. Sin embargo, estas uniones no duraban más de tres o cuatro años, antes de que alguno decidiera tomar otro camino. Coincidentemente, hoy en día, un periodo de cuatro años es el promedio que duran las parejas casadas que eventualmente terminan en divorcio.
     
    La invención del arado hace 4 mil años significó que aquellos hogares donde el hombre y la mujer dividían sus tareas, eran los más productivos. Los hombres somos más fuertes físicamente y estamos menos involucrados físicamente con los hijos, por estas razones el hombre se dedicaba a trabajar en el campo. Las mujeres se quedaban en casa a cuidar a los hijos, así como realizar todo un gran repertorio de diversas labores. El trabajar el campo ligó a la gente a su tierra, lo que implicaba que después del periodo de tres o cuatro años, ni la mujer ni el hombre tenían alguna inclinación por llegar a una divergencia y crear otra familia en otro lado. En lugar de eso, permanecían unidos como un equipo para alimentar y proteger a los hijos que producían juntos.
     
    La creación del matrimonio moderno como un contrato legal entre hombre y mujer tuvo origen en las primeras comunidades, donde la sociedad decidía la forma en que se estructuraría una familia. La norma más popular fue aquella donde los hombres y mujeres eran responsables de la alimentación y cuidado de sus hijos. Se formularon leyes para asegurarle a los hombres que los hijos que estaban criando fueran suyos, mientras que a las mujeres les aseguraba que su pareja no las dejara de proveer. El origen del matrimonio proviene del deseo biológico, tanto del hombre como de la mujer, de asegurarse de que la descendencia sobreviva. Esto era una estrategia evolutiva.
     
    Posteriormente, con la acumulación de riqueza, se empezó a utilizar el matrimonio como alianza estratégica para obtener poder político y estatus social. Los matrimonios servían para cimentar relaciones entre familias o clanes, y para consolidar fortunas. Los sentimientos de los novios no eran de gran importancia. Aunque el amor y el respeto podían nacer del matrimonio, las jóvenes parejas no contraían nupcias con esas expectativas. 
     
    El romance llegó como catalizador del matrimonio en el Siglo 18. A pesar de que en muchas partes del mundo los padres seguían eligiendo las parejas de sus hijos, algunos afortunados tenían la fortuna de poder elegir por sí mismos. El cortejo se volvió una fase primordial para la selección de pareja, dando pauta a nuevos rituales familiares. Las jóvenes mujeres, tal vez un poco más que los jóvenes hombres, disfrutaban del cortejo como un periodo de libertad donde tenían la opción de elegir. En aquella época, la selección de marido era la decisión más importante que debían de realizar, asimismo, también era la decisión más autónoma.
     
    Hoy en día, dependiendo de la región geográfica, el matrimonio sigue siendo igual que aquel de hace 200 años. La única diferencia es que hoy en día, estas uniones también se realizan con el único motivo de seguir la tradición o de tener descendencia (como si no hubiera ya suficientes humanos en la tierra, o niños huérfanos). Otra diferencia radical, es el éxito de estos matrimonios. En México, en 1980 había cuatro divorcios por cada 100 matrimonios; en el 2000 esta cifra se elevó a poco más de siete divorcios, mientras que para el 2013 se registraron casi 19 divorcios por cada 100 matrimonios. Desde entonces, los divorcios han aumentado un 136.4 por ciento (Inegi).
     
    El matrimonio ha evolucionado dependiendo de las necesidades de las sociedades. Desafortunadamente, hoy en día todavía hay gente que tiene una definición del matrimonio muy arcaica.
     
    Me gusta pensar que, hoy en día, el matrimonio representa la unión entre dos personas que establecen una conexión física y emocional, y con la cual desean construir una vida juntos para formar un vínculo sempiterno. 
     
     

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