El notariado, entre el saber jurídico y la independencia institucional

ANTE NOTARIO
04/12/2025 04:01
    Estoy convencido de que los foros notariales deben ser escuelas de pensamiento jurídico, no pasarelas de cortesía política. En el notariado, la forma importa, pero el fondo es lo que legitima.

    En diciembre de 2025 habré cumplido dos años al frente del Colegio de Notarios de Mazatlán. Desde el inicio de esta encomienda he procurado que nuestra institución se mantenga fiel a lo que debe ser: un espacio de formación técnica, reflexión jurídica y defensa de la autonomía del notariado, en beneficio no sólo del gremio, sino de la sociedad.

    Durante este tiempo hemos organizado diversas charlas, conferencias y mesas de análisis con notarios de gran experiencia, así como con especialistas en áreas clave del Derecho. Las enseñanzas que nos han dejado han sido muchas y valiosas: desde la interpretación más rigurosa de nuestras leyes, hasta la transmisión de los principios éticos que deben guiar nuestro actuar.

    He buscado siempre que estos espacios conserven un tono sobrio, académico, y verdaderamente formativo. Porque estoy convencido de que los foros notariales deben ser escuelas de pensamiento jurídico, no pasarelas de cortesía política. En el notariado, la forma importa, pero el fondo es lo que legitima.

    En ese sentido, me gustaría dejar testimonio de una inquietud que no es nueva, pero que cada vez se hace más visible: la creciente tendencia de convertir eventos gremiales en vitrinas de poder político. Es común -y hasta rutinario- que a los foros notariales se invite a personalidades políticas del momento, quienes, más allá de su perfil técnico, acaparan el espacio con discursos ajenos a la función notarial. Lo preocupante no es la presencia de los actores públicos, sino la falta de equilibrio y de diálogo real.

    Cuando el foro se convierte en ceremonia, y la ceremonia en ritual de aplausos, lo académico cede ante la simulación. Y cuando el gremio rinde pleitesía a figuras del poder, se corre el riesgo de un besamanos institucional que debilita nuestra autonomía y nuestra función crítica.

    No lo digo como queja, sino como advertencia. El notariado es una institución jurídica, no una extensión del poder político. Como lo enseñó Montesquieu, “para que no se abuse del poder, es preciso que el poder detenga al poder”. Y también nosotros, desde nuestro rol, debemos resistir cualquier intento de absorción simbólica o real.

    En mi paso por la presidencia del Colegio he buscado resguardar esa independencia. La invitación a especialistas en Derecho, a notarios veteranos, a voces que no vienen a buscar aplausos sino a compartir saber, ha sido parte de una ruta que deseo dejar trazada para quien tome el relevo.

    El notariado no necesita legitimarse por la cercanía con los gobiernos. Su fuerza viene del conocimiento jurídico, de la fe pública bien ejercida y de la confianza ciudadana. Como advertía Hans Kelsen, la norma debe operar sin contaminarse de ideología ni de conveniencia. Y como bien decía Max Weber, el político vive para el poder, pero el jurista vive para la ley.

    Ojalá que los próximos años traigan más reflexión y menos protocolo. Que sigamos defendiendo la autonomía notarial no sólo como tradición jurídica, sino como compromiso ético con nuestra comunidad. Porque si el notariado pierde su independencia, pierde también su razón de ser.

    Ante Notario

    El autor es notario público y analizan temas jurídicos y económicos