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"Ágora"

"El PRI en Sinaloa: la importancia de lo local"

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    Después de ese magno homenaje a la simulación que fueron las precampañas, este lunes inició el llamado periodo de intercampañas. En general, puede decirse que, en el caso de los presidenciables, nada significativo se movió: AMLO a la cabeza y Anaya por encima de Meade. Es cierto, pueden pasar todavía muchas cosas de aquí al 1 de julio. Una de ellas es el impulso que las candidaturas y campañas locales puedan dar a los aspirantes a las Senadurías y a la Presidencia de la República. Y esto vale muy particularmente para el PRI.
     
    Pienso en Sinaloa y no puedo más que advertir que la cuesta para este partido se antoja más empinada de lo que el vaticinio más pesimista hubiera previsto. Al muy serio adversario que representa la alianza PAN-PAS en las elecciones concurrentes, se suma el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con la fórmula de Morena, no se ve por dónde el factor Meade juegue como remolque de los candidatos a la Senaduría, las diputaciones federales, las presidencias municipales y las diputaciones locales.
     
    Tal como ahora pintan las cosas, tendrá que ser a la inversa. Pero, ¿qué necesita el PRI sinaloense para ayudarse a sí mismo y para empujar a su candidato presidencial? Necesita hacer mucho y muy buen trabajo de tierra, mucho y muy buen trabajo de aire, un muy bien cuidado activismo en redes sociales, lanzar dos o tres iniciativas generales que le den una imagen corporativa a las campañas -por lo menos a las de presidentes municipales, diputados locales y senadores y diputados federales. Necesita todo eso y algo más.
     
    Ese algo más tiene que ver con lo que su candidato a la presidencia municipal de Culiacán, Jesús Valdés, dijo el pasado domingo en entrevista con Noroeste, después de recibir la constancia que lo acredita como tal: para llegar a todos los sectores, desde el más vulnerable hasta el más encumbrado, el priismo -dijo Chuy Valdés- debe realizar “propuestas segmentadas para la población”.
     
    En su artículo de hace dos días en Milenio, Héctor Aguilar Camín señaló que “el PRI espera que su aparato le dé un piso regional sustantivo a su candidato y éste gane en otros partidos y en los indecisos, lo que necesita para triunfar” ( www.milenio.com/firmas/hector_aguilar_camin_dia-con-dia/eleccion_local-precampanas-amlo-ricardo_anaya-antonio_meade-presidencia_18_1120867920.html ). Esto último es una moneda lanzada al aire que quizá no caiga jamás: el PRI pierde con los indecisos, sólo en un improbable escenario de remontaje muy claro de Meade sobre Anaya podría imaginarse la orientación del “voto útil” anti AMLO hacia el PRI. 
     
    Lo primero, en cambio, tiene más visos de cristalización, pero no por el peso del mero aparato, sino por la atingencia con que tanto la estructura como, sobre todo, el mensaje de los abanderados a las presidencias municipales y las diputaciones locales, se muevan ante los electores. Llegar con los habitantes de cada comunidad rural y cada colonia popular a mencionar los problemas de esa comunidad y esa colonia, planteando propuestas y alternativas concretas para ellos. Esa “segmentación” tendrá que guiar las campañas locales; de lo contrario, es de esperarse, el mensaje priista, simple y sencillamente, no penetrará entre la gente.
     
    Y no penetrará porque de lo que está cansado el ciudadano de a pie es de la corrupción, es cierto, pero más todavía de la marginación, de la desigualdad, de la sordera ante sus reclamos, de los magros frutos del siempre anunciado progreso en su vida cotidiana, en el trabajo, en el lugar donde vive.
     
     

    @RonaldoGonVa 

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