"El sentido de la aflicción"

Los momentos adversos y las circunstancias trágicas o desfavorables son ardiente crisol en donde se templa el carácter y se fragua una férrea personalidad. Las lisonjas y caricias son suave bálsamo, pero tornan frágil la columna vertebral de la voluntad. La maestría y reciedumbre se alcanzan cabalgando sobre las trepidantes olas de la dificultad.

 

“En principio ningún hombre acepta el dolor, trata de evitarlo, pero así como el azar es seguro, también para el hombre es seguro el sufrimiento”, escribió Dolores Comas de Guembe refiriéndose a Jorge Luis Borges, quien encontró sentido en la aflicción.

 

Efectivamente, Borges perdió la vista como lector en 1955, cuando fue nombrado director de la Biblioteca Nacional. Imaginémonos el golpe tan duro que resultó para este gran escritor, quien comentó en una entrevista con Carlos Monge: “Yo, que me imaginaba al Paraíso como una especie de biblioteca, estaba rodeado de 900 mil volúmenes y de la imposibilidad de leerlos... Cuando perdí la vista como lector pensé, bueno, yo no puedo abundar en lo que Kipling llamaba una “sonora autolástima”. No voy a compadecerme, debo empezar a hacer otra cosa e inicié mis estudios de inglés antiguo con un grupo de estudiantes que trabajaron conmigo. Esto no tiene que ser el final, sino el principio de algo nuevo; y eso me ayudó a olvidarme que estaba ciego”.

 

En esa época compuso su conocido Poema de los Dones, que inicia así: “Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche/. De esta ciudad de libros hizo dueños/ a unos ojos sin luz, que sólo pueden/ leer en las bibliotecas de los sueños”.

 

¿Encuentro sentido al dolor y aflicción? ¿Desfallezco ante la adversidad?

 

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@rodolfodiazf