El tesoro de la educación
El llamado “Informe Delors”, que fue el documento proporcionado a la UNESCO por la Comisión Internacional sobre la educación para el Siglo 21, presidida por Jacques Delors, titulada “La educación encierra un tesoro”, en 1996, destacó: “La educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar en él”.
Estaba por finalizar el Siglo 20, y el organismo de las Naciones Unidas mostraba su preocupación ante el nuevo mundo que se gestaba, así como las pocas herramientas e instrumentos que los alumnos tenían para enfrentarse a él.
Sí, la educación es un tesoro, pero ¿cómo proporcionarle al alumno la llave para abrir el cofre que la contiene? Muy bien indicó Delors la misión y vocación de la educación: “Frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social... al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etc.”.
Reiteró que la educación integral debe responder a la problemática actual: “La educación durante toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al Siglo 21. Esta noción va más allá de la distinción tradicional entre educación básica y educación permanente, y responde al reto de un mundo que cambia rápidamente”.
Especificó que la creatividad de la imaginación debe encauzar los avances tecnológicos para lograr un mundo más humano: “La imaginación humana, precisamente para crear esta sociedad, debe adelantarse a los progresos tecnológicos si queremos evitar que se agraven el desempleo y la exclusión social o las desigualdades en el desarrollo”.
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