El viejo PRI, personificado en Morena. ¿Quién nos ha robado el mes de abril?

OBSERVATORIO
    La pérdida del sentido social de un régimen que les ofrece dádivas a los más empobrecidos como única apuesta para la continuidad. Los pasos sostenidos de los acólitos, a pie juntillas con quien los conduce al culto a ultranza, irreflexivo y sin licencia para disentir. ¿Lo hacen a conciencia senadores sinaloenses Imelda Castro y Raúl Elenes, dispuestos a asumir las consecuencias de parecerse tanto al PRI que la gente decida castigarlos igual que al gran perverso tricolor de todos los tiempos?

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    Las diputadas, diputados, senadores y senadoras del partido Movimiento Regeneración Nacional proceden a realizar intrépidos saltos al abismo de la historia, creyendo que los ciudadanos van a ir tarde a temprano a rescatarlos, así estén acabando con las instituciones que le son fundamentales a México para la democracia, transparencia, desarrollo productivo, ciencia y gobernabilidad en general. Incapaces de convencer a los legisladores del bloque opositor, olvidándose del método predilecto de la consulta popular, hoy optan por utilizar las madrigueras y las triquiñuelas que dejaron desocupadas sus mentores, los priistas y panistas.

    Así, sin tantita pena, olvidaron la representación popular que ostentan y sobredimensionaron la fidelidad al líder que idolatran. El poderío perfecto que aplasta, desoye, reina y alardea ante la mirada de un pueblo que sabrá cómo y cuándo, eso nadie lo dude, ponerle fin a la orgía de la izquierda política que tardó décadas para ser gobierno, y apenas en cinco años enseñó el cobre de para qué quería llegar al timón de la nave nacional.

    Lástima porque el 1 de julio de 2018 la Patria despertó decidida a proveerse de un cambio verdadero que no concretaron los partidos Revolucionario Institucional en 70 años, ni Acción Nacional en la docena fallida 2000-2012, expectativa que sólo les queda a las masas que mediante el populismo voraz le extienden los plazos a aquella ilusión edificada con el voto libre garantizado por un Instituto Nacional Electoral, al que también le han cortado las alas de independencia.

    El colmo ocurrió la noche del viernes 28 y la madrugada del 29 cuando los parlamentarios morenistas nos robaron, literalmente como lo canta Joaquín Sabina, el mes de abril a los mexicanos. Pertrechados en la Vieja Casona de Xicoténcatl le cumplieron a su jefe político y traicionaron la larga lucha social al dejar inoperante al Instituto Nacional de Acceso a la Información por negarse a designar a los comisionados que necesita para funcionar este órgano autónomo.

    En penumbras, logrando la copia más nítida del perverso PRI, le aprobaron a López Obrador el paquete de reformas que elimina el Instituto de Salud para el Bienestar, redujeron a 18 y 25 años la edad para ser electo diputado u ocupar el cargo de secretario de Estado, respectivamente, permitieron que la Secretaría de la Defensa Nacional opere la nueva línea aérea gubernamental, y modificaron en detrimento de dichas áreas la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, entre tantos exabruptos más.

    El caso del INAI exhibe con descarada claridad la obediencia a ciegas de la bancada de Morena en el Senado pues por la mañana López Obrador les ordenó no titubear en desaparecer a este Instituto y en pocas horas los subordinados acataron la orden. En contra de las voces a recapacitar que les hicieron en la oposición, organizaciones civiles, e inclusive ni la toma de la tribuna de la Cámara alta por parte del bloque PAN-PRI, hicieron retroceder a la 4T. Dejaron al órgano garante de la transparencia imposibilitado a deliberar pues tiene solamente 4 integrantes y necesita de al menos 5 para sesionar.

    Morena y el Presidente están yendo tan demasiado lejos que en los mexicanos cobra fuerza la emergencia de una próxima restauración, posterior a la mal llamada Cuarta Transformación. Presenciamos atónitos el poder que ejerce un solo hombre, que es Andrés Manuel López Obrador, sobre el pilar legislativo que de tanto recargarse en el él el jefe del Ejecutivo federal ya le ocasiona oscilaciones entre lo autoritario y la dictadura.

    Al ir por todo y en montón en el Senado, y antes acudir a Palacio Nacional a tomarle la “línea” al jefe, no queda duda del viraje inesperado de la izquierda en sentido contrario de la responsabilidad de velar por los intereses de la sociedad en general, sin distingos, nunca los de un personaje por más que en él encarne el Mesías trasnochado, el caudillo anacrónico que como ningún otro Mandatario nacional fragmenta al País dividiéndolo según sus filias y fobias, en buenos y malos.

    La pérdida del sentido social de un régimen que les ofrece dádivas a los más empobrecidos como única apuesta para la continuidad. Los pasos sostenidos de los acólitos, a pie juntillas con quien los conduce al culto a ultranza, irreflexivo y sin licencia para disentir. ¿Lo hacen a conciencia senadores sinaloenses Imelda Castro y Raúl Elenes, dispuestos a asumir las consecuencias de parecerse tanto al PRI que la gente decida castigarlos igual que al gran perverso tricolor de todos los tiempos?

    Abril no podía cerrar sin la consumación de la sumisión cínica de Morena a AMLO. No tardarán los remordimientos, aunque para los arrepentidos no es el reino del voto. Quizá hasta sea necesario otro tsunami comicial similar al que ocurrió el primer domingo de julio de 2018, pero ahora para arrasar con los que se ofrecieron como transformadores y ya le dan pauta a la urgencia de recuperar pronto lo mucho que se ha perdido en menos de un sexenio.

    Reverso

    Extraña la gente buena,

    La esencia de aquel ideal,

    Que antes tuvo Morena,

    Y hoy es tramposo e irreal.

    Piso resbaladizo

    Claudia Sheinbaum estuvo ayer en Mazatlán y sostuvo que hay “piso parejo” para cualquiera de las “corcholatas” que López Obrador tiene para que lo continúen en el cargo, “no se trata de sustituirlo”, aclara la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México que debiera andar a tientas en el terreno resbaloso de la campaña adelantada con el ventajoso respaldo de los recursos públicos del gobierno capitalino. Y sí, de tan liso que está el piso se deslizan raudos Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard hacia la pérdida de cualquier posibilidad de ser uno de ellos el candidato de AMLO a la Presidencia de México en la elección constitucional del 2 de junio de 2024.

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