Lo cierto es que el próximo domingo tendremos la posibilidad de ejercer nuestro voto, el llamado estimado lector es para no quedarse en casa, acudir a la urna y hacer valer nuestra decisión por cualquiera de las opciones presentes.

    No todos los electores definen su voto días antes de la jornada electoral, incluso hay quienes no lo definen un día antes, sino al momento de estar frente a las boletas. Para algunos teóricos el voto indeciso es contrario al ideal democrático porque se expresa por sentimientos más que por razones y argumentos. Se dice que es un voto volátil, desinformado y oportunista. Creo en realidad que el voto indeciso representa la realidad de millones de mexicanos que no encontraron motivos suficientes en los 60 días de campaña para tener una preferencia clara dentro de las opciones presentadas.

    El votante indeciso podría quedarse en casa, no acudir a la urna y dejar que otros decidan por ellos. Lo cierto es que muchos confunden el voto indeciso, con el voto desinformado, cosas que son completamente distintas. Hay quienes precisamente por el nivel de información e interés que muestran en las campañas, y el profundo conocimiento de los actores políticos es que entran en una fase de “incertidumbre” electoral. Pensando y repensando los aciertos y errores que acompaña a tomar una decisión lejana al ideal.

    Para medir el fenómeno se debe regionalizar el estudio, cada elección muestra sus variables, todas ellas igualmente complejas. Para un votante, en una misma elección no es el mismo nivel de indecisión en los procesos locales y federales. En ese sentido, entre los votantes que más conocen el contexto electoral -como trayectoria de candidatos, plataforma política, propuesta o alianzas- mayor certeza se tiene sobre la orientación del voto.

    En Sinaloa, por ejemplo, las encuestas a Gobernador cerraron con niveles de indecisión por encima del 20 por ciento independientemente de la tendencia general del resultado. A nivel nacional, el voto indeciso y el voto oculto, se estima por encima del 30 por ciento, mientras que, en municipio con poblaciones menores a 30,000 electores la indecisión baja a menos del 15 por ciento, incluso en Sinaloa por debajo del 10 por ciento.

    Resulta sumamente complejo definir los contextos en donde este tipo de electores definen o sentencian una elección, esto pasa generalmente en campañas cerradas en empates técnicos con electores que indica que es probable o muy probable que “irán a votar” pero “no saben por quién”.

    En el 2011, Valdez y Huerta escribieron en “La razón y la palabra” un análisis titulado ¿Qué mueve a los votantes? Concluyendo que la expresión del votante puede ser de cuatro tipos: el voto duro, el voto blando, el voto opositor y el voto indeciso. Definiendo el comentado, como un voto de un elector poco informado de los asuntos públicos que es extremadamente volátil o tendiente a la nulidad o la abstención.

    Por el contrario, Paolo Ghirardato y Jonathan N. Katz en su “Teoría de la indecisión: calidad de la información y comportamiento del voto”, opinan exactamente lo contrario. Que el acceso del votante a información de calidad respecto a los candidatos, sus plataformas y su propuesta incrementa el grado de incertidumbre y en ese sentido su indecisión o abstención.

    Lo cierto es que el próximo domingo tendremos la posibilidad de ejercer nuestro voto, el llamado estimado lector es para no quedarse en casa, acudir a la urna y hacer valer nuestra decisión por cualquiera de las opciones presentes. La que usted guste, desde su convicción o decisión de momento, poco importa si definirá el voto a pie de urna, o si es un voto consolidado en la ideología, la simpatía por un candidato, el castigo a un mal gobierno o por los años de militancia partidista. Lo importante ahora es tomar la decisión de acudir a la casilla y cumplir con nuestra obligación cívica que es también el principal de los derechos políticos.

    Yo iré a votar, me trasladaré 275 km para emitir mi sufragio, que cuenta uno igual que el suyo, pero que es muy importante para mí, y debo confesarle que; he tomado la decisión en tres de las cuatro boletas que nos darán, me falta una, estoy indeciso y no es por falta de información. Por el contrario, es porque en una de mis cuatro papeletas no encuentro motivo, nadie se ganó mi confianza, ninguno de los candidatos o candidatas estuvo a la altura de mi exigencia ciudadana. Soy muy sencillo para todo, pero para el voto, soy extremadamente exigente. Luego le seguimos...

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