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"Opinión"

"Élmer Mendoza: el escritor y los ‘populistas’"

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    ‘...En las últimas semanas y días, ha empezado hablar de política y ha tomado como objetivo a dos pesos pesados de la política latinoamericana: Andrés Manuel López Obrador y Nicolás Maduro, dejando entrever que es uno sólo’
     
     
     
     
    ¿Qué explica el cambio de Élmer Mendoza?
     
    Sí, el de Élmer, el buen narrador y entusiasta de los talleres literarios, pero hasta ayer silencioso ante los temas de fondo del país y del estado.
     
    El de Élmer que nunca se manifestó en contra, ni siquiera cuando asesinaron a su amigo Javier Valdez y mucho menos por la muerte de otros periodistas. 
     
    Vamos, ¿qué le pasó a Élmer? que de pronto rompió con ese patrón de cautela, y en las últimas semanas y días, ha empezado hablar de política y ha tomado como objetivo a dos pesos pesados de la política latinoamericana: Andrés Manuel López Obrador y Nicolás Maduro, dejando entrever que es uno sólo.
     
    Del primero señaló que es un Presidente que “está politizando” al país y “dividiendo a los mexicanos” y lo llama no sin cierto desparpajo a “respetar” a quienes generan empleos, mientras de Maduro dice que lo tiene censurado ya que sus libros no pueden venderse en Venezuela, sin otro sustento que su propia palabra, hasta podría pensarse que hace esta afirmación para que empiece a estarlo en ese país sudamericano que a su gobierno se le puede acusar de muchas cosas pero, no hasta ahora, de proscribir escritores y sus obras.
     
    Ahora bien, Élmer hace estos señalamientos siendo presidente del Colegio de Sinaloa y eso es muy distinto si lo hiciere a título de ciudadano, de escritor de novelas y cuentos -de hecho, sus declaraciones alcanzaron relieve, precisamente porque es titular del Colegio, no por su papel en las letras sinaloenses.
     
    Representa a una institución que tiene financiamiento público y se supone forma parte de un colectivo con identidades políticas presumiblemente diversas lo que debe llamar a la prudencia para que nadie se sienta arrastrado por sus expresiones.
     
    Lo sorprendente es que ninguno de los otros colegiados ha dicho esta boca es mía y el escritor habla como Juan por su casa, politizando ahora sí al Colegio y en enhorabuena no puede seguir siendo omiso especialmente en lo que se refiere a la sociedad que lo sostiene.
     
    Y eso lleva a pensar que pesa la prudencia entre el resto de los colegiados, sea por conformidad o por anuencia porque podría haber algún actor externo interesado en que así suceda, que se genere un ruido entre la llamada intelectualidad más oficiosa, la que está todavía en los presupuestos de los gobiernos.
     
    Quizá, en esa lógica declarativa, la próxima aparición de Élmer Mendoza podría ser en defensa de la “libertad de expresión” y de Enrique Krauze, quien fue señalado por Tatiana Clouthier en su libro: Juntos hicimos historia, como cerebro de una campaña negativa en las elecciones del pasado verano. 
     
    Una denuncia que ha sido ampliada, documentada y refrendada por Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, al entregar la correspondiente ante la FEPADE, contra quienes estuvieron detrás del video: El populismo de América latina.
     
    Y es que Élmer pareciera querer aparecer entre los críticos de López Obrador o de cualquier otro personaje que ponga en entredicho unas supuestas libertades públicas, que fuera de los chairos de uno y otro color, el crimen organizado que asesina periodistas, no hay motivo evidencia que estas están en duda, como lo demuestra la libertad de voces en medios convencionales y redes sociales.
     
    Más, atengámonos a las más recientes declaraciones, en las que no sólo cuestiona al gobierno de Nicolás Maduro, sino también al de López Obrador, cuando le reclama a propósito de la supuesta censura de sus libros “¿cómo mi Gobierno puede apoyar a un Gobierno que prohíbe los libros de sus autores?” para terminar señalando: “Hay cosas en que nos gustaría ver a nuestro nuevo Gobierno más plantado”. Es decir, en su lógica AMLO apoya al gobierno de Nicolás Maduro lo que omite el sentido de la aplicación de la Doctrina Estrada de “libre autodeterminación de los pueblos” y la apuesta por la solución pacífica de las controversias entre los pueblos. 
     
    Hablar de indiferencia entonces es no entender la lógica del debate público, o hacerlo a sabiendas de que no importa que no se explique sino dejarlo a que cada uno lo interprete a su buen juicio, y lo mismo sucede con la idea de provocar división cuando en una sociedad plural la uniformidad no existe ya que hay tantas voces cómo esta es capaz de crear.
     
    Entonces, ¿qué le pasa al siempre prudente Élmer? ¿Por qué se mete en estos berenjenales a los que no está acostumbrado y no cuenta con buenas razones? Acaso, ¿no sabe que siendo alguien que hasta ahora había sido cauteloso se expone a que le llueva la crítica? y ¿que esa crítica no sólo le cae a él sino al igualmente cauteloso Colegio de Sinaloa? 
     
    Tengo tres hipótesis que podrían explicar este comportamiento tan inusual del autor de: El amante de Janis Joplin.
     
    La primera puede estar vinculada con sus problemas de salud que han disminuido su rendimiento literario. Así lo confió en una de sus últimas apariciones en la FIL de Guadalajara, por lo que ante ese vacío busque cubrirlo como presidente del Colegio de Sinaloa y con premios como el que próximamente le otorgarán sus amigos de la UAS.
     
    La segunda es que factores reales de poder en el estado le hayan sugerido una posición más enérgica ante el nuevo gobierno e incluso contra Maduro, sumándose así a una “cruzada nacional e internacional contra el populismo”, vamos, que se convierta en uno más de los intelectuales que atizan contra cualquier manifestación del llamado populismo de izquierda.
    Y, tercera, que por fin se decidió a tomar postura ante los problemas nacionales e internacionales, claro, manteniendo cautela en lo estatal sea para los gobiernos o por las malas prácticas de la Universidad-partido, saliendo a relucir está crítica de última hora.
     
    En definitiva, los sinaloenses estamos ante el descubrimiento de un Élmer que estuvo escondido detrás de la coraza del escritor y que ahora influido o motu proprio, ha decidido salir del clóset político para romper el silencio y romper varas ante lo que podríamos denominar una nueva etapa de la campaña, un nuevo peligro para México.
     
    No está mal, estamos en un tiempo de pluralidad, pero insisto ¿por qué ahora?, ¿por qué AMLO, Maduro... y nada sobre el estado de cosas en Sinaloa o de Culiacán o de quien fuera su amigo.
     
    En definitiva, ¿nos quedamos con el Élmer buen narrador y el entusiasta de los talleres literarios?
     
    Al tiempo.
     
     

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