Elogio
de la vigilia

ÉTHOS
03/02/2025 04:00
    ¿Por qué elogiar la vigilia? Porque es la que nos permite permanecer alertas y vigilantes, sin que nos venza el sueño, la costumbre, la pereza, el placer, la inercia, la comodidad o la indiferencia.

    En 1939, el filósofo argentino Ángel Vassallo publicó un libro titulado “Elogio de la vigilia”, constituido por breves ensayos sobre diversa temática, pero rondando en torno al concepto de angustia planteado por el filósofo danés Soren Kierkegaard, así como reflexiones sobre idea, misterio, libertad y destino en los héroes clásicos.

    ¿Por qué elogiar la vigilia? Porque es la que nos permite permanecer alertas y vigilantes, sin que nos venza el sueño, la costumbre, la pereza, el placer, la inercia, la comodidad o la indiferencia. Como resaltó el autor: “importa no estar dormido”.

    En efecto, siempre hay que elogiar al vigilante, a la persona que permanece atenta a los posibles cambios en el panorama y que está monitoreando la situación en cualquier ámbito, sea político, religioso, social, meteorológico, de seguridad o de salud, sobre todo en la noche, o en circunstancias riesgosas y difíciles.

    La palabra vigilia remite a un vigía nocturno que observa y ausculta minuciosamente todo lo que ocurre, para que el enemigo no los pueda tomar desprevenidos. A la vez, el concepto está relacionado con el verbo “vigere”, que significa vitalidad, vigor, porque el vigilante necesita condición física, psicológica y mental para pasar la noche despierto.

    El filósofo Ángel Vassallo afirmó que el vigilante permanece en una espiritual vigilia oteando el horizonte, y no necesariamente nada más con los ojos de la cara. Recordando un verso de Mallarmé, escribió: “una vigilia te exalta a no cerrar los ojos”.

    Vassallo señaló que el verso se refiere a una vida más esencial, pues se trata de un nuevo despertar de una conciencia regenerada y más profunda: “La vigilia es conciencia, pero transida de ser”. Por tanto, remarcó, vigilar no es solo mirar, sino ver siendo, no sólo otear.

    ¿Permanezco en vigilia física y espiritual?