En peligro mujeres periodistas y activistas
Agresores: gobierno, gremios y criminales

A las desgracias que sacuden a la sociedad les gusta llegar los jueves, como sucedió el 8 de febrero en Tecate, Baja California, al ser asesinada a sangre fría Ángela Meraz León, la activista que dirigía la Unión y Fuerza por Nuestros Desaparecidos y rastreadora que desde hace seis años buscaba a su hermano Juan José, a quien en 2018 el crimen agregó a la lista que le da motivos al punzante grito de dónde están. La dolorosa pérdida para los que indagan el paradero de los sin retorno certifica, simultáneamente, el extravío de instituciones y autoridades en los oscuros laberintos de la simulación.

Un día después, el viernes, el centro ciudadano de investigación Iniciativa Sinaloa presentó el estudio “Mujeres que luchan: por la protección de periodistas y defensores de derechos humanos”, que efectuó con el respaldo de la Embajada de Canadá en México, corroborando las condiciones de altos riesgos, desamparo gubernamental e inacción de la ley, inducidos tales abandonos y ataques desde altas esferas de los poderes público y fáctico. Y también dentro del mal llamado Cuarto Poder.

La indagación realizada por Iliana Padilla, Lucía Mimiaga y Valia Monreal rasca sobre la herida que todos vemos pero no ayudamos a sanarla: las mujeres periodistas y defensoras encuestadas exponen agresiones perpetradas desde sus mismos gremios, agregándose tal absurdo a los varios tipos de violencia que ejercen funcionarios públicos o integrantes de la delincuencia. Con las amenazas de la política y el crimen, así como atacantes que están dentro de los mismos medios de comunicación, resulta para ellas difícil resistir la presión de la pinza cerrándoles oportunidades, libertades y seguridad.

Aquí es donde desvanecen la oratoria alucinada de equidad de género y las políticas públicas para la protección integral de las mujeres. Esas condiciones idóneas para las periodistas y activistas continúan como desvarío, pose de ocasión para las fechas que el calendario dedica a recordar la cardinalidad del sector femenino en todos los quehaceres sociales. El policy paper que presentó Iniciativa Sinaloa halló que en vez de avanzar en el combate de este tipo de agresiones, procedemos a normalizarlas demasiado.

El atentado letal contra Angelita y los hallazgos de Iniciativa Sinaloa remarcan la secuencia de peligros y agresiones brutales contra mujeres que realizan la función del ombudsman en la trinchera ciudadana, embestidas irracionales que durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador han aumentado. El Gobierno las ha dejado solas, con medidas de protección que no van más allá del papel y fingimiento. Los ciudadanos las hemos abandonado con la idea equivocada de que las tragedias que las alcanzan a ellas están lejos de tocar en las puertas de todos.

La lista de madres buscadoras asesinadas es extensa. Ana Luisa Garduño, en enero de 2022 en Morelos cuando exigía justicia por el feminicidio contra su hija Ana Karen; Aranza Ramos, en julio de 2021 en Sonora al tratar de dar con el paradero de su esposo Brayan Omar; Blanca Esmeralda Gallardo, inmolada en octubre de 2022 en Puebla por la misma red de trata de personas que privó de la libertad a su hija Betzabé; María Carmela Vázquez, atacada en noviembre de 2022 en Guanajuato al querer localizar a su hijo Omar Zúñiga, y Teresa Magueyal, en mayo de 2023 también en Guanajuato, queriendo encontrar a su hijo José Luis Apaseo, desaparecido el 6 de abril de 2020. Y más víctimas. Muchas más.

En Sinaloa, aquí junto a nosotros, inmolaron a Rosario Lilián Rodríguez Barraza, después de que el 31 de agosto de 2022 fue secuestrada al salir de la misa celebrada en el municipio de Elota para pedir por la localización de su hijo Fernando Abixahy Ramírez, al que buscaba desde 2019. Y Sandra Luz Hernández asesinada en aquel hecho bestial de mayo de 2014 al darle seguimiento a una llamada telefónica anónima que le indicaba dónde localizar a su hijo Edgar, desaparecido en 2012 al desempeñarse como trabajador de la entonces denominada Procuraduría General de Justicia.

La impunidad del pasado y del presente notifica de los peligros latentes para las mujeres activistas potenciados por la indolencia del Estado ante crímenes que, como el de Angelita Meraz, lo único que reciben es el pésame de los titulares de instituciones públicas y con esa condolencia irreal reinicia la cuenta regresiva para esperar la siguiente víctima. Las defensoras sociales que son las auténticas protectoras de la ciudadanía en general, van solitarias y a veces hasta incomprendidas.

Las periodistas y las activistas de derechos humanos se juegan la vida buscando la protección de los sinaloenses de bien. ¿Qué modelo de sociedad aparentamos ser cuando a unas en los medios de comunicación y a otras desde el Gobierno y la delincuencia se les intimida, amenaza y en el más grave de los casos se les ataca mortalmente? No respondamos ahora; solamente hagámonos la pregunta a lo más hondo de la conciencia de cada uno.

Angelita, hoy tú no mueres,

Por un capricho de las balas;

Al contrario, crecen tus alas,

Y las de todas las mujeres.

Al menos la visita de Claudia Sheinbaum a Culiacán sirvió ayer para apaciguar a los que creen que estarán en la lista original que dio a conocer el Movimiento Regeneración Nacional para alcaldes y diputados federales y locales por Sinaloa, o los que mantienen viva la esperanza de aparecer en el catálogo de pretensos si es que resulta modificado. La candidata a la Presidencia de México declaró que es cuestión de horas para que las entrampadas propuestas avancen y les dio otra revisadita junto con el Gobernador Rubén Rocha Moya a los soldados, generales, arsenales y estrategias previo a la guerra electoral en la cual la abanderada de la Cuarta Transformación declaró a los adversarios táctica y moralmente derrotados.