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"Opinión"

"Encuestavid-21: la enfermedad de la impaciencia política"

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    La aproximación del proceso electoral 2020-2021 que en Sinaloa arrancará a mediados de diciembre, ha generado los habituales cambios en la atmósfera política para la obtención de uno de los 237 encargos públicos locales y federales de representación popular que habrán de votarse el domingo 6 de junio de 2021.

    La impaciencia política se traduce en inusuales activismos, episódicas adhesiones, sospechosas simpatías, y en desempolvadas militancias de papel, signos todos del cálculo político, con miras a posicionarse en la opinión pública medida a través de las encuestas.
    En medio del nublado clima electoral, pululan un gran número de encuestas y de “encuestas” (así entre comillas) que dan cuenta de la presunta preferencia electoral hacia partidos y posibles candidatos, las cuales son difundidas ampliamente sin filtro alguno en medios de comunicación y redes sociales.
    Distinguir unas de otras no es fácil, con todo y que se le anexe el respaldo metodológico, el análisis de la metodología aplicada despierta poco interés entre los electores, y en cambio, son las gráficas o los resultados lo que naturalmente suscita el mayor interés.
    De ahí que los especialistas señalen la importancia de contar con registros públicos de exactitud que permitan comparar las encuestas con el resultado de una elección. De este modo, los electores podríamos conocer y comparar a través del tiempo la precisión de cada empresa elaboradora de encuestas.
    El tema ha cobrado relevancia en los últimos años en la esfera pública.
    Especialmente porque se ha convertido en un mecanismo de uso frecuente para la asignación de candidaturas al interior de todos los partidos políticos.
    Recordemos, por ejemplo, que en las elecciones presidenciales del 2012, la coalición de partidos de izquierda definió a su candidato luego de que los punteros de las encuestas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, resolvieron que el abanderado sería el que estuviera mejor posicionado. AMLO ganó la candidatura y Marcelo aceptó el resultado.
    El mismo método de encuestas para la asignación de candidaturas se ha replicado en Morena desde 2014, no sin estar sujeta a inconformidades. La más reciente, la elección de su dirigencia nacional a través de una, misma que se r ealizará en los próximos días. El respeto a los resultados será una prueba de fuego para el partido en el poder que no ha logrado institucionalizarse.
    Mientras tanto, las encuestas más allá de propaganda política, son ejercicios científicos valiosos para la vida democrática del país, que permiten conocer el estado de ánimo colectivo, y lo que piensan las y los ciudadanos acerca, no sólo de quien debe gobernar, sino cómo y qué decisiones se deben tomar.
    En tanto su carácter de información pública, transparentar quien paga la elaboración y difusión de las encuestas, así como su metodología y su futura precisión, son tareas pendientes en una sociedad democrática altamente
    competitiva.
    ramirezleond@hotmail.com

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