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"A propósito de…"

"Ernesto Galarza: hombre universal al servicio de los migrantes"

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18/12/2017 19:06

    arturo.lizarraga@hotmail.com

     

    Pocos “patasaladas” saben que en Mazatlán vivió un personaje que, a la postre, sería un sólido candidato para obtener el Premio Nobel de Literatura. A las personas que se les ha preguntado de quién se trata, casi ninguno ha respondido acertadamente, aún en los medios académicos. En el mejor de los casos, se menciona a Pablo Neruda, quien no sólo estuvo nominado para obtener el deseado premio, sino que además lo obtuvo. Solo que Neruda, según cuentan las narrativas al respecto, si bien se maravilló de los atardeceres del puerto, únicamente estuvo de paso por aquí. Hubo otros personajes también de talla universal que gozaron de la(s) belleza(s) de Mazatlán, pero ellos, como Neruda, estuvieron poco tiempo. Algunos días, quizá.

     

    Cuando nos hemos atrevido a dar alguna pista acerca del personaje -por ejemplo que nació en un estado vecino de Sinaloa- los cuestionados mencionan al poeta Amado Nervo, quien en efecto, nació en el estado vecino, específicamente en la capital del hoy estado de Nayarit. Y, bueno, pues la poesía de Nervo también tenía -tiene- calidad universal. Pero nunca fue postulado para el premio en cuestión.

     

    Cuando el personaje al que me refiero nació (en 1905), su pueblo estaba escondido en la serranía nayarita, y apenas contaba con algunos 200 habitantes, quienes para ir a Tepic lo tenían que hacer a lomo de mula y por veredas que reptaban por las abruptas laderas. Aún hoy, ese pueblo difícilmente alcanza los 3 mil habitantes, de los cuales la mayoría se dedica al cultivo del plátano y del café: Jalcocotán, del hoy municipio de San Blas.

     

    Estamos hablando de Ernesto Galarza, quién en efecto, vivió en Mazatlán allá en la segunda década del Siglo 20 y postulado al Nobel de Literatura en 1979. Traído de la mano de su mamá y apoyado por dos de sus tíos -Gustavo y José- quienes eran trabajadores ferroviarios, llegó viajando, en tren, en un “vagón de tercera”. Antes llego a Urías, luego se mudó a la Casa Redonda para habitar, finalmente, una casa por la calle Leandro Valle: “Los cuartos eran de ladrillo, con las falladas pintadas de colores pastel y techos de tejas coloradas”. La casa tenía “una ventana al frente que iba casi desde la acera hasta el techo” (Traspasando Fronteras, 1978: 118).

    Si deseamos ubicar con más exactitud el domicilio, Galarza nos brinda más datos: “La calle Leandro Valle se encontraba en la cima de una de las más altas lomas de la ciudad. En algunas partes, las banquetas estaban casi al mismo nivel que la calle, pero en otras se elevaban sobre ésta y formaban terrazas que terminaban abruptamente en el aire como a dos metros de altura. (…) Desde ahí podíamos ver, más allá de los tejados de la ciudad, las torres de la catedral, el peñón del faro y las palmeras de la Isla de los Cocos, más allá de la cervecería” (p.20). Haciendo hoy un recorrido por la calle mencionada, podríamos identificar la casa con relativa facilidad, pues en la actualidad existen por ahí dos o tres construcciones con tales características.

     

    Parte de su infancia la vivió ahí, para emigrar luego hacia los Estados Unidos, específicamente a Sacramento, California. En aquel país, Galarza, al mismo tiempo que estudiaba, trabajó como jornalero en los “fields”. Por su agudeza mental y el humanismo con que fue educado por su madre Enriqueta, pronto se solidarizó con los trabajadores, organizándolos para la defensa de sus derechos.  Fue un activista gran parte de su vida, pues se preocupaba por las malas condiciones en las cuales tenían que vivir los inmigrantes, hasta que organizó los primeros sindicatos agrícolas en California. Muy pronto, por su templanza, se hizo merecedor de un apodo que mantuvo hasta el último minuto de su vida: Man of Fire (hombre de fuego).

     

     

    También Galarza ayudó a la fundación del Consejo Nacional de La Raza y, con su esposa, desarrolló un programa de educacional bilingüe para la población de origen mexicano. Ganó fama en la comunidad chicana al grado que hoy es una figura que ha inspirado a muchos líderes de obreros agrícolas, como el legendario César Chávez. En la ciudad de San José, una escuela primaria lleva su nombre, y un paseo de arte, en el centro de aquella ciudad, conmemora su legado académico y social. También un centro de investigación de la Universidad de Riverside, así como salas de estudio y bibliotecas de diferentes Universidades en California también llevan su nombre. (Este escrito continuará).