El montaje rítmico de Eisenstein en El Acorazado Potemkin: la longitud de los fragmentos está determinada por el contenido y movimiento del cuadro. Existe en éste caso una “longitud efectiva” distinta de la fórmula métrica, derivada de las peculiaridades del fragmento y de su longitud planteada según la estructura global.
La escalera de Odessa: la secuencia de El Acorazado Potemkin que cambiaría el montaje de cine para siempre
Actualizado 13 Septiembre 2018, 08:30
Por Esther Miguel Trufa @flamencastone
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“Primero nos percatamos de la violencia narrativa: el ejército provoca una estampida humana y los hombres, huyendo despavoridos, hacen gala de una desesperación que los lleva a bajar a toda prisa, pisando a niños si es necesario. Después, poco a poco, vamos apreciando la violencia formal. Una serie de planos generales y primeros planos de civiles (que funcionan como símbolos personificados de los distintos integrantes de la sociedad) que se van entrelazando y haciendo más veloces y asfixiantes a medida que el envite represivo va haciéndose más cruento.
La cámara apenas se mueve de su eje, son casi todo tomas fijas y cortes limpios. La banda sonora acompaña, además, la tensión narrativa. Sus protagonistas, múltiples, casi anónimos y de aspecto muy popular, ayudaban a conferir un aspecto documental del filme, cosa que potenciaba la verosimilitud de lo que se veía.
Es posible que esta secuencia no conmocione a los espectadores de hoy como lo pudo hacer en su momento. Por la eficacia de su discurso (así como, lógicamente, el temor comunista que se vivía en aquella época), la película estuvo prohibida durante años en Francia, Alemania, Finlandia y España, y el mismísimo Goebbels hizo tomar nota a los delegados de la propaganda nacional socialista de las técnicas de los soviéticos para insuflar de fuerza a sus mensajes. Pero si ahora no nos parece una obra frenética ni especialmente tensa es por lo mucho que el cine de acción posterior ha adoptado los códigos del director ruso. Por supuesto, no podemos olvidar que sin Eisenstein muchas de estas cosas no estarían después ahí.
La metáfora del pueblo como huérfano desvalido que vemos en la secuencia de las escaleras es del todo evidente en una imagen con enorme fuerza visual: una madre muere, nadie ayuda a su bebé en el carrito, y éste va traqueteando por las gradas repletas de muertos hasta su trágico e inevitable final. Tal vez por eso la secuencia no sólo influyó por su lección sobre el montaje, sino por este mismo recurso de tensión dramática de manera literal.
Lo mismo puede decirse de todo el asunto de las escaleras y la estampida, que han sido vistas a modo de tributo o parodia por Hitchcock, Woody Allen, Coppola, Terry Gilliam, Brian De Palma, Peter Segall, Live Schreiber y George Ratliff. Es el condicionamiento del hombre a las circunstancias materiales, escénicas en este caso, así como el temor inconsciente hacia la masa, que en cualquier momento puede convertirse en una turba inhumana y enfurecida. Una uniformada y arrolladora máquina de muerte contra la que no podemos luchar.
Y por último, por la maestra habilidad para alternar planos. Para dilatar el tiempo de cada escena sin perjuicio del efecto de suspensión de la realidad. Para hablar con metáforas visuales complejas sobre cuestiones ideológicas como no se había hecho igual antes. Para unir, por último, fondo y forma con una coherencia y vanguardismo que sigue siendo envidiable casi un siglo después”.
Ver la célebre escena:
https://youtu.be/8QhmCRFsj6k