En el Ángelus del domingo 17, el Papa Francisco pidió perdón a la población indígena de Canadá por los abusos históricos cometidos contra ellos por parte de los cristianos. Recordando que el domingo 24 iniciará su peregrinación por esa nación, señaló:
“Lamentablemente, en Canadá, muchos cristianos, incluidos algunos miembros de institutos religiosos, han contribuido a las políticas de asimilación cultural que, en el pasado, han dañado gravemente, de diferentes maneras, a las comunidades nativas. Por esto, recientemente recibí en el Vaticano a algunos grupos, representantes de los pueblos indígenas, a los cuales manifesté mi dolor y mi solidaridad por el mal que han sufrido. Y ahora estoy a punto de hacer una peregrinación penitencial, que espero, con la gracia de Dios, pueda contribuir al camino de sanación y reconciliación ya emprendido”.
La espiritualidad nativa de los indígenas fue suficientemente ilustrada por el libro que John Neihardt publicó en 1932, titulado Alce Negro habla, el cual se convirtió en una fuente de consulta imprescindible para quienes pretendían conocer la historia, cultura, tradiciones, contexto, misticismo, inspiración religiosa y espiritual del pueblo Oglala Lakota (Sioux), en donde se revela su manera de vivir y de pensar.
Alce Negro fue testigo de las terribles consecuencias de la masacre de Wounded Knee, donde murieron 300 indios (200 mujeres y niños). Así lo expresó: “Aún puedo ver a las mujeres y niños masacrados amontonados y esparcidos a lo largo de la quebrada, tan claro como cuando los vi con los ojos aún jóvenes. Y puedo ver que algo más murió allí en el lodo sangriento, y fue enterrado en la ventisca. El sueño de un pueblo murió allí. Fue un hermoso sueño. . . el aro de la nación está roto y disperso”.
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