Festival Cultural, nuestro lábaro de paz
Nunca bajar el telón de la pacificación

OBSERVATORIO
06/10/2025 04:02
    No es ocioso insistir en que el Gobernador Rubén Rocha Moya y los alcaldes de Mazatlán, Estrella Palacios Domínguez, y de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, tienen ante sí la oportunidad histórica de sentar el mayor precedente de pacificación a través de la cultura, educación, deporte y combate de la pobreza extrema.

    Con el inicio el sábado del Festival Cultural Sinaloa 2025 también se abrió la jornada de casi un mes en otro intento por silenciar el monólogo letal de las armas del crimen y develar ante los pacíficos la vivificante conversación de las artes, ese esfuerzo colectivo por bajar el telón en la prolongada escenificación inhumana y alzar la cortina que nos muestre ante los ojos del País y del Mundo con la representación de la civilidad que es marca y carácter de la tierra de los once ríos.

    La ceremonia inaugural fue la voz de arranque del programa que desarrolla el Instituto Sinaloense de Cultura para llevar a los 20 municipios alrededor de 300 eventos con las diferentes expresiones artísticas, y sin mayor preámbulo la cantata escénica Carmina Burana logró que regresara la fascinación a un público que en la víspera sólo sabía del miedo por la pérdida de paz. De vuelta las candilejas que aluzan la razón de ser de esta gente mayoritariamente formidable recalcaron la oscuridad de la minoría facinerosa.

    El Director del ISIC, Juan Salvador Avilés Ochoa, expresó que el FCS es una respuesta por la vida porque “hoy que nos golpea la violencia son más que nunca necesarias la cultura y las artes”. “No se trata sólo de un festival; es nuestra manera de resistir. Es nuestra manera de expresar que el tejido social se puede rehacer a través de la música, el teatro, la palabra, y que las artes son tan esenciales como labrar la tierra, que pueden contribuir a recuperar los espacios públicos, que pueden comunicar que Sinaloa, más que miedo, tiene el talento de sus jóvenes, tiene dignidad, historia y esperanza”.

    Y sí. Tal como lo expone el investigador y cronista mocoritense, la cultura es la apuesta por los valores y es la respuesta al bramido que expele la delincuencia con sus artefactos bélicos y sus métodos de aniquilación a ras del terrorismo. Las artes resignifican al telón que adquiere la connotación de bandera blanca al levantarse para dar por iniciado el imperio de la paz.

    Es inmensa y loable la cartelera que estará a disposición de los sinaloenses, sin embargo, apenas constituye el asomo de las posibilidades con que cuenta Sinaloa para reinstalar el talento de miles de artistas, creativos, artesanos e inspiraciones como lienzo sublime que nos proteja ante las atrocidades. La osadía de sacar adelante el Festival Cultural en situación de narcoguerra, plantea además el reto de proseguir ondeando este mismo estandarte, de manera permanente.

    Tenemos que involucrarnos en identificar y valorar las rutas que nos evacúen de la enorme zona de violencia en la que han convertido a Sinaloa los grupos confrontados por el control del cártel local del narcotráfico. No es ocioso insistir en que el Gobernador Rubén Rocha Moya y los alcaldes de Mazatlán, Estrella Palacios Domínguez, y de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, tienen ante sí la oportunidad histórica de sentar el mayor precedente de pacificación a través de la cultura, educación, deporte y combate de la pobreza extrema.

    El grito razonable por la tranquilidad y la concordia podría resultar insuficiente si lo asumimos como alarido aislado, preludio de narcoguerras perdidas, no obstante que los ciudadanos podemos constituirnos en la montaña donde rebote el solitario clamor de paz y se convierta en el eco que nos convoque y guíe a todos a la causa común de tejer la nueva red social que a mediano y largo plazo nos libere del asedio criminal.

    Transitar rápido mediante el valor cívico desde el hoy que nos coloca los cañones de las armas de los sicarios en la sien de cada uno, al mañana de estabilidad y legalidad que nos retorne a los cuernos de la luna de la seguridad pública.

    En síntesis, existen muchas razones y una de ellas es el Festival Cultural de Sinaloa, para quitarnos las vendas que como sociedad nos parecieron placenteras durante décadas porque no nos interesaba ver la narcorealidad que en silencio fraguábamos. Hoy que la autenticidad nos embiste de todas las formas posibles levantemos la cabeza para alzar la mirada más allá de los días y noche en las que cohabitamos con los ahora verdugos.

    Reverso

    Y de pronto Carmina Burana,

    Nos hace entender, ¡Ho fortuna!,

    Que las artes nos harán, mañana,

    Volver a los cuernos de la luna.

    El camarada Jaime

    Desde principio a fin, Jaime Palacios Barreda honró a la auténtica izquierda mexicana con su ejemplo de luchador incansable por la democracia, justicia social y un Estado justo en todo lo que el término significa. Mantuvo intacta la lealtad al amloísmo inclusive hasta cuando algunos especímenes de la Cuarta Transformación se evidenciaron como conversos que sólo querían ser parte de la cleptocracia con el disfraz de reformistas. Fue uno de los pilares firmes del Movimiento Regeneración Nacional en Sinaloa mientras vio que las intenciones eran genuinas, pero resultó ser víctima de quienes al grito de 4T lo expulsaron por temor a que Jaime Palacios se tomara en serio el ilusorio “no mentir, no robar, no traicionar”. Le mintieron con el modelo de Nación que proponían, le robaron el espacio ganado en la trinchera izquierdista y lo traicionaron aquellos que no vieron un camarada sino un estorbo al morenismo avieso. Así se va, íntegro en su doctrina y rebeldía contra la hipocresía política que al pueblo le ofrece bienestar y lo que le da es mayor infortunio.