FIL Culiacán: leyendo nuestro destino
La semilla para una niñez pacificadora

OBSERVATORIO
11/11/2025 04:02
    Sería ingenuo el hecho de dar por sentado que la FIL Culiacán 2025 hará el prodigio de bajar la belicosidad en los grupos de sicarios... Lo portentoso está en el breve cambio de la conversación pública en pleno corazón de la ciudad, allí donde los ciudadanos se reúnen a diario en los cafés para exponer cada uno su particular parte de guerra. La fabulosa estampa de samaritanos que alimentan a las palomas que ocupan la plaza, apostándole a que sean las de la paz y no mensajeras de nuevas calamidades.

    A muchos se les hará extraño que Culiacán tenga una Feria Internacional del Libro, como raro sería que de los cañones de las armas del crimen salgan rosas blancas en vez de balas, sin embargo a gran parte de la población, hasta a aquella que no lee, le gusta imaginar que durante algunos días el sonido de las letras domine sobre el estruendo de la guerra que libran los grupos criminales, otra utopía de los pacíficos aferrados a cualquier posibilidad de paz positiva.

    Y sí. Desde ayer y durante siete días, el centro de la ciudad y diferentes sedes circundantes congrega a escritores, lectores y curiosos como raras avis que le piden prestado el paraíso a los pichones de la plazuela Álvaro Obregón, apoderándose la actividad cultural del espacio que cotidianamente abriga la tertulia de gente de la tercera edad, el divagante monólogo de personas en situación de calle, las protestas por todo y de todos, así como a feligreses que como imanes son atraídos por el bronce de las campanadas de Catedral.

    Ojalá que a los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales les cautive tanto como la nota roja la crónica e imágenes de ese Culiacán insólito donde las hojas secas de los árboles dejan de caer para darle su lugar al revuelo de las hojas de libros que dictan el imperio de sintaxis que nos son otra cosa que el exhorto de alto al fuego y el banderazo de inicio a la civilidad que también florece en las orillas de los atemorizados tres ríos.

    Se trata de un evento en el que participan 170 escritores, comentaristas y presentadores de libros, más los públicos de cada uno, con 106 actividades literarias en los foros Infantil, Inés Arredondo, Kiosco, Patio del Ayuntamiento, Colegio de Sinaloa, La Casa del Maquío y Congreso del Estado. La meca de la literatura fundada encima del estigma de la ciudad cuna del narcotráfico y con cimientos de infancias que escriban la historia diametralmente opuesta a la actual.

    Sería ingenuo el hecho de dar por sentado que la FIL Culiacán 2025 hará el prodigio de bajar la belicosidad en los grupos de sicarios que se enfrentan entre sí desde hace 14 meses sin tregua ni cuartel. Lo portentoso está en el breve cambio de la conversación pública en pleno corazón de la ciudad, allí donde los ciudadanos se reúnen a diario en los cafés para exponer cada uno su particular parte de guerra. La fabulosa estampa de samaritanos que alimentan a las palomas que ocupan la plaza, apostándole a que sean las de la paz y no mensajeras de nuevas calamidades.

    Es, en efecto, algo tan sencillo como lo planteó el Alcalde Juan de Dios Gámez al referirse a la FIL Culiacán como apuesta a la lectura enfocada principalmente a los niños, sembrando en ellos una semilla que habrá de florecer cuando estén cercanos a los libros. El gobernante que desde 2022 implementó esta Feria, y que en 2024 fue suspendida por la complicación de la seguridad pública, refrendó el propósito de que la capital sinaloense represente el espacio en el cual sea conocido el trabajo y talento de los escritores, que éstos resulten visibles ante la sociedad.

    “Hay que seguir trabajando en materia de contención de la seguridad, pero definitivamente este tipo de proyectos son los que nos ayudan a salir verdaderamente de raíz de esta problemática, creando escenarios y circunstancias de posibilidades para que, desde muy temprana edad, nos acerquemos a una cultura de paz y de las artes”, propone Gámez Mendívil.

    En el inaudito recinto literario que será Culiacán durante una semana, esa especie de luminosidad que indica la salida del túnel de la barbarie, la Secretaria de Educación Pública y Cultura, Gloria Himelda Félix Niebla, expuso que el Gobierno que preside Rubén Rocha Moya en Sinaloa sabe que los libros son una herramienta fundamental para transformar a los niños y las juventudes, y que les dará libertad.

    Entonces confiemos igual que el ciego se deja llevar por su lazarillo en que con este tipo de intervenciones fincadas en la cultura Culiacán demuestra que no anda tan perdido en la búsqueda de paz. Sea la FIL la aguja en el pajar, el oasis en el desierto o el garbanzo de a libra, significa uno de los pocos asideros disponibles para remontar el municipio neandertal que propone la alta delincuencia e instalar el distrito culto que elucubramos los legítimos ciudadanos.

    Reverso

    Si acaso no es armadura,

    Que nos proteja de la violencia,

    Sea el escudo la lectura,

    Como coraza de resiliencia.

    Manotazo de simios

    Haya sido de quien haya sido la ocurrencia de retirar las lonas que el colectivo “Por la voces unidas sin justicia” colocó en puentes peatonales de Mazatlán dentro de la estrategia para exigir que el Gobierno busque a víctimas de desapariciones forzadas, el despropósito rasca sobre una herida que no sana precisamente por acciones intolerantes y de poca empatía hacia el dolor de las madres que viven el calvario de la ausencia de sus seres amados y la insensibilidad de autoridades e instituciones. Si los responsables no fueron el Ayuntamiento de Culiacán ni el Gobierno de Sinaloa, entonces que quien cometió tal disparate responda por sus actos al obstruir los derechos de libre expresión y manifestación que consagra la Constitución.