Aunque no les guste admitirlo a algunos empresarios que están en el ramo de los desarrollos inmobiliarios, no se puede tapar el sol con un dedo y, en las notarías públicas que sirven como termómetro para medir el desempeño económico del sector inmobiliario, es claro y notorio que el volumen de trabajo ha bajado y bastante.
En efecto, hay mucha oferta y poca demanda. Muchos departamentos, casas habitación y locales comerciales nuevos en venta y pocos compradores.
Y cada vez menos compradores que no son de la ciudad, ya que el tema de seguridad, que tampoco quieren reconocer los empresarios del medio, le pega a Mazatlán y le pega mucho.
A eso súmele una cantidad impresionante de desarrolladores y vendedores de bienes raíces improvisados que, ante el boom que ciertamente tuvo la ciudad, le entraron locos de contento al negocio pensando que se harían multimillonarios fácil y rápidamente.
Como dicen que a río revuelto ganancia de pescadores, no faltaron los pillos y gandallas que se aprovecharon de la confianza de algunos compradores y sencillamente se quedaron con su dinero y no entregaron nada o entregaron bienes de muy mala calidad.
La sombra de los fraudes inmobiliarios se proyecta cada vez más fuerte en la ciudad. Todos en el medio saben quiénes son los delincuentes y también saben en qué desarrollos inmobiliarios se robó el dinero de los clientes.
Los juzgados civiles y mercantiles de la ciudad están cada vez con más carga de trabajo porque se han presentado varias demandas en contra de los desarrolladores incumplidos.
Y las agencias del ministerio público y juzgados penales también han visto incrementado su trabajo por el gran número de denuncias, carpetas de investigación y juicios penales que se han abierto.
Lo curioso es que los delincuentes denunciados casi siempre son los mismos y como hasta ahora no les ha pasado nada y siguen impunes, pues simplemente siguen cazando incautos sin que las dizque asociaciones que agrupan a los desarrolladores inmobiliarios y corredores de bienes raíces los boletinen de perdida, para que la gente no piense que todos son iguales.
En resumen, hay mucho fraude inmobiliario y todo parece indicar que ese delito se va a incrementar dramáticamente porque los pillos ya se acabaron el dinero de las preventas y andan desesperados buscando a que incauto quitarle su lana.
Si usted piensa comprar un departamento, casa habitación o local comercial, no lo haga si no tiene a su lado a un abogado de absoluta confianza, experto en el tema legal y, sobre todo, que no tenga conflicto de intereses, es decir, que no sea abogado de algún desarrollador inmobiliario o corredor de bienes raíces.
Y no, no necesita contratar un notario público, porque la mayoría de ellos tiene conflicto de intereses y tienen clientes que son desarrolladores inmobiliarios o corredores de bienes raíces.
Contrate un notario de confianza y conocedor, pero cuando vaya a hacer su operación en escritura pública. Antes de eso sinceramente no lo necesita y es mejor la asesoría de un abogado litigante que sabe dónde están los problemas que debe evitar para no tener que llevar su caso a un juicio largo y costoso.