"Funcionarios “de papel”"

Uno de los casos más famosos en Estados Unidos, se conoce como “Marbury vs Madison” y llegó hasta la Suprema Corte. 

En resumen, la sentencia de la Corte dice que, expedido un nombramiento y firmado el documento respectivo, la falta de entrega de dicho documento al funcionario correspondiente, no impide que este entre en “funciones” y pueda ostentarse legalmente con el puesto que le asignaron.

Aunque la sentencia a que me refiero fue dictada por la Suprema Corte de Estados Unidos, sus principios aplican a nuestro País. 

En otras palabras, en México, todos los funcionarios públicos si son “de papel”, porque sin ese documento oficial, que debe corresponder a un puesto previamente existente en el organigrama del gobierno, todo aquel que se ostente como “funcionario”, sin serlo, comete el delito de “usurpación de funciones” a que se refiere el artículo 324 del Código Penal para Sinaloa, castigado con prisión de seis meses a cinco años y multa.

El delito a que me refiero se entiende (no se justifica), en delincuentes profesionales, que a sabiendas falsifican sus nombramientos para defraudar a ciudadanos de buena fe. 

Pero no se entiende ni se justifica en quienes han sido servidores públicos y se supone deben conocer la relevancia del “papelito”. 

No cabe duda de que la soberbia y prepotencia de algunos de nuestros servidores públicos de todos los niveles, son sus peores enemigos. 

Esos defectos de carácter los llevan a colocar en sus redes sociales evidencias que los desenmascaran y luego son utilizadas en su contra y no lo hacen solo por descuidados, sino porque piensan que los ciudadanos somos inofensivos.

Lo he dicho varias veces y lo repito de nuevo, los ciudadanos no somos el eslabón débil en la relación gobierno-gobernado. El eslabón débil son los gobernantes, porque ellos tienen responsabilidades legales de todo tipo, que les pueden ser exigidas en tribunales por ciudadanos dispuestos y valientes asesorados de abogados expertos.

Quienes desde el poder no entiendan que los ciudadanos tenemos el sartén por el mango y que ellos están dentro del sartén, están condenados a freírse en los medios y en los tribunales.

En su lugar, haría un gran esfuerzo de reflexión personal, rezaría mis oraciones y empezaría a componer las cosas antes de que el peso de la ley me caiga encima, sobre todo si tenemos en puerta el Sistema Local Anticorrupción que, en cuanto entre en funciones, será “El lobo que les aullé por las noches”.