WIKIPEDIA (ficha editada)._ “Miura es una ganadería de toros de lidia cuyas reses pastan en la finca Zahariche, en la localidad de Lora del Río (Sevilla), España, y que pertenece a la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Su origen se remonta a mediados del Siglo 19 y su antigüedad data de 1849, cuando presentaron una corrida completa en la plaza de toros de Madrid, el 30 de abril de ese año.
Los toros de Miura están marcados en la oreja con una señal despuntada con golpe en la derecha y hendido muesca en la izquierda. Además, como característica, la divisa de este hierro es verde y grana en todas las plazas salvo en la plaza de Madrid, ya que la primera vez que lidió en esta plaza, la divisa coincidía con la de otra ganadería más antigua, la de Plácido Comesaña, por lo que se decidió cambiarla y ponerla en color verde y negro.
Este hierro, uno de los más míticos y legendarios del campo bravo español, cuenta con un importante tesoro genético, ya que el origen de sus toros pertenece a un encaste único, como es el de “miura”, cuyas características singulares han sido forjadas durante generaciones dentro de la familia propietaria. Aunque con esta excepcionalidad, el origen de la ganadería se remonta a los toros de José Rafael Cabrera y Angulo si bien dulcificando parte del carácter de aquellas reses del Siglo 18.
El origen de la casta Cabrera hunde sus raíces en las antiguas explotaciones agropecuarias que poseían diferentes órdenes monásticas de la Baja Andalucía, que entre otras cosas se caracterizaron por sus grandes extensiones de ganado ovino, bovino y caballar.
La ganadería pasará a manos de la segunda mujer de José Rafael de Cabrera, la viuda Soledad Núñez de Prado y Ayllón de Lara, anunciándose la ganadería como “Viuda de Cabrera”, y tras su óbito, su hermana, Jerónima Núñez de Prado.
Los toros de Cabrera estuvieron en manos de esta familia a lo largo de la primera mitad del Siglo 19, llevándola a un gran esplendor y con sus toros pastando en las ricas fincas que la familia disponía en Utrera. En 1852, Ildefonso Núñez de Prado y Góngora de Armenta vendió las dehesas, así como el ganado (193 vacas, 70 bueyes y 104 yeguas) a Juan Miura.
Según García Sánchez, el toro de Cabrera era un toro idóneo para el concepto de tauromaquia propio del Siglo 19:
“El toro de Cabrera era muy agresivo en su pelea con los picadores, soportando muchas varas y mostrándose en todo momento fuerte, poderoso y duro. Asimismo, tenía una clara tendencia a desarrollar mucho sentido y presto a sorprender al diestro al menor descuido. El toro ideal para las corridas de la época, basadas fundamentalmente en el tercio de varas y en la preparación para la suerte suprema, o sea, la estocada”.
Los toros de Cabrera, origen de la ganadería de Miura, fueron los propios con los que se desarrolló parte del toreo a pie con nombres propios, como el torero rondeño Pedro Romero, Joaquín Rodríguez “Costillares” o José Delgado “Pepe-Hillo”.
Tras la compra que realiza Juan Miura de lo que había sido el hierro de Jerónima Núñez de Prado en 1852, arranca la historia propia de la legendaria ganadería sevillana. Aunque la familia ya disponía de cabezas de ganado, serán los toros de casta Cabrera los que predominarán en la creación de la nueva vacada.
Desde estos primeros momentos, el patriarca de la casa de Miura, junto a su hijo Antonio Miura Fernández (1826-1893), realizan un cruce de todo el ganado del que disponían: las cabezas de ganado de los hierros de Antonio Gil Herrera, así como de José Luis Albareda, ambas de origen gallardo, con los otros toros de los Cabrera. Asimismo, tan solo dos años más tarde, en 1854, los Miura se harán con una partida de reses procedentes de José Arias Saavedra, de origen vista hermosa”.