El establecimiento de la democracia plena en el País es una demanda sentida por la sociedad, está por encima de otras cuestiones que preocupan a los ciudadanos. Hay indicadores que señalan como un hecho infalible que en el presente régimen se está avanzando en el camino de arraigar la democracia verdadera, que implica elecciones libres y el respeto a la libre voluntad de los ciudadanos.

    En el actual sexenio se vienen dando señales demostrativas que se promueve en serio la democracia. Y en un país como México, con un reciente pasado autoritario, su establecimiento sin cortapisas y de manera explícita, para que no haya duda de su vigencia en la vida política y social, es una necesidad. Este hecho es de gran trascendencia para la ciudadanía.

    El establecimiento de la democracia plena en el País es una demanda sentida por la sociedad, está por encima de otras cuestiones que preocupan a los ciudadanos. Hay indicadores que señalan como un hecho infalible que en el presente régimen se está avanzando en el camino de arraigar la democracia verdadera, que implica elecciones libres y el respeto a la libre voluntad de los ciudadanos.

    Lo vamos a ver de manera plástica en la elección de los seis gobernadores que se van a elegir en este año, y en la revocación del mandato presidencial, que sentará un precedente histórico; dos eventos donde se va a ver claramente la participación ciudadana y la forma como se van a manejar los resultados de la voluntad ciudadana de manera transparente por quienes se encarguen del escrutinio.

    Es imperioso borrar para siempre las marrullerías en los procesos electorales y que sea el voto el que decida el fiel de la balanza, sin intervención de ninguna autoridad o dirigente político; cualquier intención de incidir en el voto ciudadano se concibe como delito por la Ley Electoral vigente, que impone penas severas, incluso cárcel por cualquier delito electoral. Esto nos parece adecuado para ahuyentar a los proclives a realizar fraudes electorales, esa práctica que por décadas de gobiernos prianistas empañó los procesos electorales.

    Tienen que distinguirse las elecciones de este 2022 por su limpieza, donde para nada aparezca la manipulación o la compra del voto ciudadanos, además debe garantizarse la secrecía del voto y su contabilidad impecable. El principio inalterable del “voto efectivo” debe dar certeza en la limpieza de la elección.

    Esto de decirle adiós a los mapaches y demás rémoras, empleados en el pasado para manipular la voluntad de los ciudadanos, es un gran acontecimiento político. Esa práctica esperamos termine para siempre, lo que debe prevalecer es la pulcritud electoral, sin ninguna señal que prefigure desvirtuar la limpieza de los procesos electorales, que sean los ciudadanos sin ninguna injerencia extraelectoral los que decidan libremente el triunfo de los candidatos.

    Desde el 2018, el año que marca el hito de la democracia moderna en México, los ciudadanos han tomado conciencia del poder de su voto, y que es mediante esa forma cívica como debe definirse en esta etapa histórica el rumbo que tome el País. La importante consulta de revocación de mandato también es una señal que envían los ciudadanos a los gobernantes, quienes tendrán que cumplir sus promesas de campaña, sin la demagogia de antaño, porque el ciudadano será el que mandate a sus genuinos representantes.

    Desde luego, las especulaciones previas y posteriores a la elección nadie las puede evitar, es parte de la libertad de que gozan los ciudadanos de opinar sobre la política y expresar sus gustos y disgustos. Dichas especulaciones, algunas ciertas, la mayoría infundadas, avivan los procesos electorales, máxime en un país donde aún prevalece mucha desconfianza en la certeza electoral, por el largo periodo de antidemocracia que se vivió en México. Todos sabemos que durante el prianato -más de 80 largos y penosos años- los procesos electorales fueron una burla a la voluntad ciudadana, se escamoteaba el voto ciudadano de manera cínica y en algunas ocasiones hasta con prepotencia.

    Insistimos en el tema de la democracia, porque nos parece un asunto de suma importancia en el ánimo de los ciudadanos. Y estos tienen razón, son ellos los que deben nombrar sin ningún contratiempo a los gobernantes, y deben los gobernantes mandar obedeciendo la voluntad ciudadana, que debe poner y quitar a los gobernantes que no cumplan con los postulados del pueblo. Lo que en el futuro va a prevalecer va a ser la voluntad ciudadana, garante en todo momento.

    Se ha dicho bien, en el futuro la democracia debe ser una práctica cotidiana en este país, el poder debe emanar del pueblo y el gobierno debe mandar obedeciendo. Así de sencillo.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!