Gastándose nuestro dinero

    Uno de los grandes temas de la transparencia y rendición de cuentas del Gobierno municipal, tiene que ver con la forma en que se gastan el dinero público.

    Para empezar, hay que tener claro, sobre todo los servidores públicos, que al tratarse de dinero que no es de ellos, no pueden gastárselo como se les antoje.

    Hay una serie de normas legales que determinan cómo, cuándo y dónde se puede gastar el dinero de nuestros impuestos.

    Lamentablemente los servidores públicos municipales que tenemos, empezando por “El Químico”, no respetan esas normas legales y se gastan el dinero público en caprichitos y gustitos.

    Casi ningún ciudadano le da seguimiento al gasto público y eso se entiende porque la información no está disponible, no está actualizada o de plano se niega tratando de ocultar irregularidades.

    Sin embargo, hay algunos ciudadanos y organizaciones ciudadanas que, si están dándole seguimiento al uso del dinero público y luchando en tribunales para que les entreguen la información correspondiente la que, tarde o temprano llegará a sus manos, aunque el Gobierno municipal haga todo lo imaginado para evitarlo.

    El primer paso es contar con la información por las buenas o por las malas (tribunales). El segundo paso es analizarla y detectar irregularidades y, como tercer paso tendríamos las denuncias por faltas administrativas correspondientes.

    Pero no se trata solo de buscar soluciones a toro pasado, lo ideal sería lograr que se impongan sanciones administrativas o penales a los que se gastan el dinero público como si fuera de ellos, para mandarle un mensaje a los que vienen de que, si hacen lo mismo, les pasará lo mismo.

    Esto es, castigados los que tengan que ser castigados, los que vengan ya sabrán a qué atenerse y, se supone, se la pensarán dos veces antes de hacer lo mismo.

    ¿Se ha puesto a pensar quién paga las comidas del Químico y su comitiva cuando acuden a restaurantes locales donde el ticket promedio supera los mil pesos?

    La respuesta, seguramente, es que se pagan esas comidas con dinero público o lo que es lo mismo, usted y yo terminamos invitando al Alcalde y a sus acompañantes sin que nos hubieran pedido permiso ni dado las gracias de perdida.

    Esos gastos en restaurantes se van sumando poco a poco hasta llegar a representar cantidades interesantes sin que nadie haga nada.

    Por supuesto que el Alcalde y sus colaboradores tienen derecho a alimentarse, pero que no lo hagan a nuestras costillas.

    Que tengan tantita decencia y paguen de su bolsillo a ver si se gastan lo mismo que se gastan cuando andan gorroneándonos.

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