Guerra y desinformación en Sinaloa
Dispara Gobierno ráfagas de silencio
Ayer, ya entrada la tarde, ni la Secretaría de Seguridad Pública, la Vocería en materia de la violencia exacerbada o los mandos de los operativos militares habían emitido información oficial sobre el enfrentamiento que ocurrió durante la madrugada entre elementos de la fuerza pública y civiles armados en la zona de La Cofradía, municipio de Navolato. Cuando el conflicto entre los herederos de la jefatura en el Cártel de Sinaloa avanza a un año, las autoridades no han aprendido a comunicar oportunamente como otra acción crucial de la protección ciudadana.
Los hechos, según reportes de algunos medios periodísticos que sin la versión oficial proceden a armar sus propios partes de guerra, ocurrieron las primeras horas del domingo y aparte de los heridos en las filas castrenses las víctimas se extendían hacia la sociedad en general que, sin conocer la magnitud del peligro, o la demarcación geográfica de la franja de riesgo, procedió a determinar los toques de queda hogareños tal como lo dicta el instinto de sobrevivencia.
Las horas antes meridiano transcurrieron sin dato alguno que confirmara el número de elementos de fuerza pública heridos, la gravedad de éstos, las detenciones realizadas y arsenales confiscados y sobre todo definir si la seguridad de la región intermedia entre Navolato y Culiacán estaba restablecida. Callados todos los responsables de enterar a tiempo a la opinión pública, solamente prevaleció la atmósfera tensa en que sobrevivimos atados a nuestros sentimientos de desamparo.
Hay ráfagas de silencio que ocasionan que más allá de la delimitación de daños en ciertos puntos de Sinaloa, las consecuencias se generalicen en ciudades o comunidades enteras. Por ejemplo, ¿quién que haya tenido planes de acudir al centro turístico de Altata decidió arriesgarse a cruzar ese ribete de seguridad complicada que el fin de semana se manifestó en San Pedro, La Cofradía, El Castillo y Dautillos, poblaciones todas del municipio ex cañero? ¿Con cuál dato oficial fiable los navolatenses pudieron definir si trasladarse a la capital de Sinaloa era un acto seguro o suicida?
El sábado, de la misma manera en que las redes sociales implantan zozobras colectivas debido a que el Gobierno sale tarde a informar, también circuló fuerte la versión de que varios elementos de la Policía de Culiacán habían sido privados de la libertad por sicarios del narco en el sector Universitarios, lo cual le agregó más miedo al ya existente en la gente, y por fortuna resultó ser noticia falsa pintándole una raya más a la enorme y gruesa piel del tigre de las especulaciones.
Los intersticios de la desinformación representan el escondite perfecto de la confusión que es caldo de cultivo para que los ciudadanos pacíficos permanezcan cautivos del miedo infundido por el crimen organizado, que ha logrado mantener aterrorizados durante casi 10 meses a los sinaloenses. La delincuencia implementa la anarquía comunicativa con contenidos que son ambrosía para buscadores de audiencias a través de cocteles de sangre; la autoridad hace el resto al enmudecer en los momentos cruciales y enseguida salir con reportes morosos y a medias.
Inclusive sería de mayor gravedad el caso de que informaciones que para los ciudadanos resultan relevantes conocerlas en el momento en que ocurren los hechos, pues de éstas deriva adoptar medidas de vida o muerte, se reserven durante horas en la estrategia federal de esperar a que el Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, las revele horas o días después en sus redes, en La Mañanera de la Presidenta Claudia Sheinbaum, o bien cuando las crisis de la violencia en Sinaloa obligan a presentar resultados que eviten la percepción de que el Estado pierde las batallas de la narcoguerra.
Sin menoscabo de cuestiones de seguridad nacional o secrecías que cuidan el buen resultado de operativos, resulta incomprensible la actitud de las autoridades en lo concerniente a poner barricadas de mutismo que obstruyen la adecuada toma de decisiones por parte de la población en contextos de alta inseguridad. Así como la tecnología digital provee de tribunas a cibernautas del rating a como sea y al costo que sea, también el ciberespacio les significa a las SSyPC nacional y estatal, a las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina y Guardia Nacional, las herramientas precisas para alertar sobre violencias en curso y la prevención ciudadana frente a éstas.
A Sinaloa las madrugadas,
le decretan la misma sentencia,
El narco con las vidas quitadas,
Y el Estado que las silencia.
Quien sabe si el cielo por llorar la barbarie cotidiana que hace correr sangre en vez de agua por los once ríos, o porque las grietas le narran la agonía del surco en lo que es el granero de México, o quizá sea motivado a gemir por la no rendición de una sociedad exhausta a punto de soltarse de la mano de las últimas esperanzas, haya soltado algunas gotas a manera de lluvia en los últimos días de junio como señal de que aún no está todo perdido. Pueden ser también lágrimas del planeta al que le extrajimos la vida en aras de presentar los humanos resultados en progreso y acumulación de riqueza. Pero si acaso fuera llanto, hasta le pediríamos a nuestro hábitat que por favor siga sollozando.