Hambre de sentido

ÉTHOS
29/11/2025 04:00
    Cuando Aldo señaló que el ser humano tiene hambre de sentido, me remitió a la obra clásica de Víctor Frankl, quien urge encontrar el objetivo y significado de la existencia, manteniendo incólume la esperanza en la adversidad. ¿Sacio mi hambre existencial?

    Las reflexiones de Aldo Rodríguez son atractivas e interesantes. La de ayer, la tituló: “1990: el año en que lo sagrado irrumpió en la pista de baile”, para referirse al momento en que, “por un instante, el mundo pop recordó que la música no nació en los escenarios, ni en los charts, ni en los sellos discográficos, sino en la voz humana que busca lo trascendente”.

    Precisó que era “como si la humanidad necesitara, de pronto, un respiro espiritual encarnado en sonido”. Así surgió Enigma en lenguaje sadness, que utiliza el canto gregoriano Procedamus in pace, mezclándolo con un francés sensual, para ejemplificar “los dos hemisferios del deseo humano: lo divino y lo carnal”.

    Aldo puntualizó que la voz de la cantante Sandra: “no grita, no pide, no exige: susurra. Y la humanidad siempre ha respondido al susurro más que al grito”. Añadió: “Enigma inventó sin proponérselo un territorio espiritual-electrónico que hoy llamaríamos new age, ambient pop o mistic pop... Treinta y cinco años después, Sadness sigue funcionando porque recuerda algo que la música comercial tiende a olvidar: que el ser humano tiene hambre de sentido”.

    La reflexión sobre susurro y grito, me trajo a la memoria la película de Ingmar Berman: “Gritos y susurros”, donde narró la historia de tres hermanas: María, hermosa y superficial; Karin, fría y llena de odio; Agnes, moribunda y soltera, a quien cuida Anna, fiel y devota sirvienta que profesa auténtico cariño por la enferma, y Bergman lo cristaliza en una imagen de La Piedad, de Miguel Ángel.

    Cuando Aldo señaló que el ser humano tiene hambre de sentido, me remitió a la obra clásica de Víctor Frankl, quien urge encontrar el objetivo y significado de la existencia, manteniendo incólume la esperanza en la adversidad.

    ¿Sacio mi hambre existencial?