Hambrientos de felicidad

ÉTHOS
07/01/2022 21:58
    La fórmula para ser feliz es mucho más sencilla: consiste en dar gracias de lo que tenemos y no tanto de lamentar lo que no poseemos. Si somos infelices es porque no agradecemos aquello con lo que contamos, y languidecemos por lo que no hemos obtenido

    Los consabidos deseos de año nuevo giran siempre en torno de la obtención de felicidad, salud y bienestar. Y no puede ser de otra manera, porque es lo mejor que podemos augurar para toda persona. Sería una grosería, ofensa y despropósito que deseáramos todo lo contrario.

    Sin embargo, conviene recapacitar en la naturaleza de la felicidad que estamos deseando. ¿No será un ente quimérico? ¿No redundará en vulgar fábula, como se acostumbra concluir invariablemente los cuentos de hadas: “y vivieron juntos y felices para siempre”?

    Conviene, por tanto, clarificar primeramente qué entendemos por felicidad. Una definición común en el diccionario señala: “Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”.

    No obstante, el problema se complica cuando analizamos todo lo que deseamos. Son tantas los bienes que anhelamos (y prácticamente muchos resultan inalcanzables), que languidecemos y nos postramos frustrados cuando no los obtenemos.

    La fórmula para ser feliz es mucho más sencilla: consiste en dar gracias de lo que tenemos y no tanto de lamentar lo que no poseemos. Si somos infelices es porque no agradecemos aquello con lo que contamos, y languidecemos por lo que no hemos obtenido.

    El filósofo Alain de Botton, en su libro “Cómo cambiar tu vida con Proust”, expresó: “A pocos menesteres dedican los humanos tanto tiempo como a la infelicidad... Abundan las razones para sentirnos desconsolados: la fragilidad de nuestros cuerpos, la inconstancia del amor, la insinceridad de la vida social, las componendas de la amistad, los efectos deprimentes de la rutina. Enfrentados a estos males persistentes, lo lógico sería pensar que el evento más esperado y deseado de nuestra vida fuese el momento de nuestra extinción”.

    ¿Estoy hambriento de felicidad? ¿En qué la finco?