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"LA VIDA DE ACUERDO A MÍ"

"Hemos vivido cosas peores"

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    alessandra_santamaria@hotmail.com

    @Aless_SaLo

     

    No hay forma de escaparlo, todos están hablando de la más  reciente crisis en el abasto de gasolina. 

    Sin importar la red social a la que escapes, el canal de televisión que frecuentes, la estación de radio que sintonices o el tipo de medio impreso que consultes, la medida tomada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir la actividad criminal en la que consiste el "huachicoleo", y la forma en la que este ha afectado a los medios de transporte de los mexicanos, será el tema número uno de conversación.

     

    Tal vez debería estar preocupada. Puede que por el momento me encuentre en un puerto, lo cual reduce considerablemente el riesgo de que la gasolina dirigida sea robada en carreteras, pero pronto abandonaré la relativa seguridad que me brinda Mazatlán para regresar a la urbe más grande del País, y si la escasez continúa, no podré escaparla.

    Cierto, no sé manejar y aunque supiera, no tengo carro. Pero la comida y los productos en general que consumo en mi vida diaria dependen del petróleo para poder llegar a su destino final, y no sería muy conveniente para mi economía (y la de ningún otro) que los precios de la canasta básica subieran. Sin embargo, no tengo miedo. Debería, según ciertos expertos que sigo en Twitter, los creadores de memes, algunos pesimistas y los típicos conservadores críticos de AMLO, pero simplemente no puedo sentirlo.

    Para ser franca, esta situación me recuerda a la de la influenza que vivimos los mexicanos entre el 2009 y 2010. En aquel entonces cursaba sexto de primaria, y durante casi un mes, los estudiantes de ciertas zonas del País, si no mal lo recuerdo, faltamos a clases bajo órdenes  del gobierno. 

     

    Así cómo  en la actualidad miles de personas se han visto involucradas en filas en gasolineras donde duran horas esperando para poder cargar sus vehículos, en aquel entonces murieron muchos. Poco más de mil 100, de acuerdo con los datos oficiales. Y aunque es una cifra significativa, y los descensos de las personas fueron tristes e inesperados, muchos ciudadanos consideraron que la pandemia del H1N1 era el fin del mundo, o por lo menos de México. Y no lo fue. Se habló del posible cierre de fronteras con Estados Unidos y nuestros vecinos centroamericanos (que nunca se dio), se suspendieron clases y eventos públicos, hasta se declaró cuarentena, y aún así, todo se resolvió.

    La sociedad mexicana no colapsó , como se creía que pasaría. 

    Algo parecido sucedió con el mito del Chupacabras, en la década de los 90. A pesar de que fue una de las leyendas más populares de la época, de este monstruo nunca se recogió heces, muestras de sangre, pelo o siquiera huellas extraterrestres. Pero la gente le temía, y no solo los que trabajaban en ranchos o que convivían diariamente con animales. Se amenazaba a los niños con el personaje y la prensa amarillista no hizo nada para mejorar la situación. No me atrevería a decir que hubo caos, pero sí hubo miedo, y cómo  sucedió con la influenza y sucederá tarde o temprano con la escasez de gasolina, todo estará bien.

    Corro el riesgo de sonar inocente y hasta ignorante. En este tipo de temas, profundamente ligados a la política y a la historia nacional, lo puedo ser. Pero con toda honestidad también afirmo que no es la primera vez y no será la ultima que México se enfrenta a una crisis y sobreviva. Puede que esta parece aún  peor porque mi generación tiende a exagerar todo lo que vive y ve en sus perfiles sociales, y me parece absurdo.

    Otros presidentes, y sé que no necesito mencionarlos por nombre, han tomado decisiones mucho más drásticas y que han tenido consecuencias mucho más graves, y no tengo que ser "amlover" para percatarme de que millones de mexicanos solo buscan una excusa para atacar a López Obrador de nuevo.

     

    Aquellos que podrían quejarse por motivos válidos, como trabajos que dependen exclusivamente del uso de automóvil, o familiares cuyas necesidades no pueden ser satisfechas de ninguna otra manera, en su mayoría permanecen silenciosos. Tal vez entienden que el gobierno, por primera vez, está tomando medidas serias y a gran escala para luchar contra el robo de gasolina.

    Nadie dijo que sería fácil o que no habría días donde nuestras vidas serían  menos cómodas, pero estaremos bien. Nos han pasado cosas peores. Como dicen por ahí, "todo estará bien al final, y si no está bien, no es el final".

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