La generación del 68, sus dirigentes, mantuvieron en todo momento una actitud heroica. La sociedad reconoce esa epopeya como el acontecimiento histórico más importante después de la Revolución de 1910. Sean estos renglones un homenaje a la memoria de esos heroicos jóvenes que escribieron una página gloriosa en la historia de México.

    El 20 de este mes se cumplieron 50 años de un importante evento. Un contingente de dirigentes estudiantiles del movimiento del 68, que permanecían presos en la cárcel de Lecumberri de la Ciudad de México, ese día, de manera inesperada, recibieron por parte de las autoridades del reclusorio, órdenes de preparar sus cosas porque iban a salir libres. Sorprendidos y, un poco desconfiados, se prepararon a salir. Ese día, sin aviso previo, fueron sacados del Palacio Negro y expulsados a países extranjeros, donde los recibieron como exiliados políticos, regresando al país después de que se dictó una ley de amnistía por parte del gobierno mexicano.

    Aunque el gobierno, después de la matanza de Tlatelolco, no aceptaba que había presos políticos, esa expulsión del país de un grupo de líderes universitarios (entre los cuales estaba Pablo Gómez, Gilberto Guevara Niebla, Luis González de Alba, Raúl Álvarez Garín, Eduardo Valle, etc.) fue un reconocimiento tácito de que en México la “dictadura perfecta”, que gobernaba con un partido único, persiguió con saña a quienes desde distintos sectores luchaban por las libertades democráticas.

    La generación del 68, sus dirigentes, mantuvieron en todo momento una actitud heroica. La sociedad reconoce esa epopeya como el acontecimiento histórico más importante después de la Revolución de 1910. Sean estos renglones un homenaje a la memoria de esos heroicos jóvenes que escribieron una página gloriosa en la historia de México.

    Los cambios democráticos en el presente tienen, sin duda, como antecedente histórico el movimiento estudiantil-popular del 68. Por eso es tan importante que las nuevas generaciones conozcan la historia, para tener conciencia de que varias generaciones han venido dando la batalla por ampliar las libertades democráticas a la par del establecimiento de la justicia social, de una sociedad mexicana más equitativa y justa.

    El Movimiento del 68 es el parteaguas, el inicio de una urgente necesidad de sustituir al antiguo régimen autoritario al servicio de la oligarquía, por un gobierno democrático de bienestar social. El pueblo tiene en esa gloriosa epopeya del 68 el antecedente más vigoroso e influyente en el presente para lograr la transformación en toda su dimensión de nuestro país.

    Un pueblo sin historia no tiene idea de su presente ni de su futuro. Es importante el conocimiento de la historia nacional para, de esa manera, se pueda formar una sociedad más participativa en los asuntos de interés social, para que la transformación de la vida política sea más diáfana y se cuente con el amplio consenso de la ciudadanía. “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. Por eso en los procesos transformadores la historia es la raíz de la cultura política, si se conoce nuestra historia nacional los ciudadanos se sienten más libres y seguros de todo lo que tiene que ver con sus intereses sociales y políticos. El continuar la herencia histórica es la herramienta fundamental para ampliar las libertades de los pueblos.

    En la actualidad se libra una titánica lucha a favor de la transformación de la vida pública de nuestro país. Se tienen que superar muchas inercias, pero también tenemos muchos valores arraigados en el seno de la sociedad. Nuestro pueblo ha demostrado, a lo largo de su historia, que es poseedor de valores firmes, sobre todo de una gran reserva de honestidad y solidaridad; cuando las circunstancias lo ameritan, el pueblo mexicano despliega esos valores, exhibiendo su gran nobleza y generosidad, las cuales son parte intrínseca de su idiosincrasia.

    A pesar de los malos gobiernos padecido en muchos momentos de su historia, el pueblo cultiva valores democráticos, demostrando su decisión inquebrantable por hacerlos realidad. Cuantas veces ha sido necesario ha actuado de manera pacífica, o por la vía que ha sido necesario, para cambiar la forma de gobierno y obligarlo a que responda a las necesidades populares; así ha sido durante todos los tiempos, este pueblo ha sabido tirar a los tiranos cuando ha sido necesario.

    Por eso en la actualidad una de sus metas es concretar el sueño de esos jóvenes estudiantes del 68, de consolidar la democracia en todo el país. Y, pese a los múltiples obstáculos, la voluntad popular va avanzando.

    El pueblo tiene plena certeza en el futuro del país, de su lado está la memoria histórica que no se olvida.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!