Humanismo vs Irracionalismo

    La influencia y difusión irracional del sistema neoliberal vigente en forma general en todo el planeta es consecuencia de la incapacidad del capitalismo para resolver sus contradicciones que se agudizaron en el período de1871 a 1900 del capitalismo pre-monopolista de aquel entonces y, posteriormente, en su fase superior del imperialismo.

    Esta incapacidad del neoliberalismo, para sus ideólogos, se asume como una representación del hombre para hacerla frente a la realidad social, a la que niegan y presentan como un “caos irracional” invencible que aplasta al ser humano.

    La crisis del sistema neoliberal generada por la agudización de sus contradicciones y el reforzamiento de las clases sociales de todas naciones que enfrentan son testimonios de la “irracionalidad” de la sociedad y del mundo.

    La crisis vigente del neoliberalismo lleva a los ideólogos burgueses a plantear que la sociedad en general y su proceso humanista es caótica, no sujeta a las leyes financieras que los magnates trasnacionales promueven en su beneficio.

    Se percibe notablemente, que, para el sistema neoliberal la inevitabilidad de su hundimiento histórico depende de la “angustia de la humanidad” que, desde su punto de vista, dicen, generan los gobiernos y el pueblo.

    La política social humanista al que hizo referencia el Presidente Andrés Manuel López Obrador en relación a la consolidación de la 4ta Transformación, a un millón 200 mil ciudadanos que participaron en la marcha al Zócalo en contra de los neoliberales, tuvo un alto impacto.

    El humanismo, a diferencia del irracionalismo, es una filosofía de la vida democrática y ética que afirma que los seres humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y formar a sus propias vidas.

    El irracionalismo, al contrario, es profundamente pesimista y refleja la descomposición de la sociedad y el Estado.

    Para los neoliberales, la alineación de los ciudadanos y el pueblo depende de su despersonalización y la pobreza extrema. He aquí la base de su nihilismo de todo tipo. Tan es así, que desde la primera y segunda guerra mundial dejó una estela de muerte de millones de seres humanos, y ahora promueve la tercera guerra mundial en Europa entre Rusia y Ucrania, con el apoyo del presidente de Estados Unidos.

    El imperialismo ha hecho de todos los estados de las naciones juntas de coordinación y regulación de los intereses del capitalismo neoliberal monopolista. Todo eso hace presa del nihilismo intelectual y moral de la especie humana, ejes que son utilizados “no para mejorar la vida sino para destruirla”.

    Siguen promocionado el “irracionalismo” filosófico de Schopenhauer, Kierkegaard, de que no es posible que la razón conozca la realidad, pues dicen que “el pensamiento es abstracto y la existencia es concreta”.

    Para los mandatarios e intelectuales del neoliberalismo irracional, las diferencias cualitativas son primarias e inmutables, y el proceso vital un devenir considerado únicamente como un “impulso”, que se basa en su concepción de su desarrollo económico y financiero a costa de la especie humana, que, para ellos, no es la “esencia” de los seres humanos sino la existencia y consolidación del sistema neoliberal imperialista.

    Su existencia carece de todo sentido si no se hegemoniza el valor supremo del neoliberalismo, esto es, del capital no de la realidad social que desdeñan, ya que su poder imperialista es una realidad y el género humano una “fantasía” para los magnates de la voluntad del poder.

    En función de ello, para los neoliberales el “mundo verdadero” y la “cosa en sí” de la humanidad, es una inutilidad pues “no hay hechos objetivos”, sino simples “representaciones” y “agnosticismos”.

    Antes, el capitalismo también negaba la existencia de la realidad objetiva y la posibilidad de conocerla. El único medio de ambos sistemas –capitalista y neoliberal— es la “abstracción”.

    Lo que les preocupa e interesa es “consolidar el capital de las mercancías y explotación de los trabajadores de conformidad a sus modos de producción”, no las relaciones de producción y circulación de que dependen.

    Bien lo aclaró Karl Marx, en su obra El capital. “Las naciones pueden y deben escarmentar en cabeza ajena. Aunque una sociedad haya encontrado el rastro de la ley natural con arreglo a la cual se mueve ...y la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna”.

    México en lo que va de este sexenio jamás podrá saltar ni descartar por decreto las fases naturales de su desarrollo económico y social promocionado por “el humanismo de la 4ta Transformación”, proyectada por el Presidente de nuestra República.Veremos y diremos, estimados lectores que lo analicen a fondo. No miento.

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