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    El resultado electoral global, en estas elecciones intermedias, demuestra, de manera inapelable, la aprobación a la gestión del gobierno obradorista.

    Tal como vaticinamos, se desarrollaron los comicios en los estados de México y Coahuila, levantándose el Partido Morena con el triunfo arrollador en el Estado de México, lo que posesiona a este partido político en óptimas condiciones para obtener un triunfo indiscutido en la elección presidencial, en el 2024. En Coahuila, la tardía unidad alcanzada por la coalición que encabeza Morena y la burda compra de votos por parte de la Oposición prianista abrieron la rendija a la pírrica victoria del conservadurismo en esa entidad norteña. El peso específico del Estado de México, donde se concentran millones de votantes, marca un triunfo contundente de Morena, que se encamina a alcanzar mayoría calificada en las dos cámaras, la de Diputados y la de Senadores, lo cual le permitirá realizar las reformas constitucionales que, con carácter urgente, demanda el pueblo.

    El resultado electoral global, en estas elecciones intermedias, demuestra, de manera inapelable, la aprobación a la gestión del gobierno obradorista. El respaldo popular que mantiene el Presidente Andrés Manuel López Obrador, un líder social de gran arraigo en el pueblo de México, es histórico. Hacía décadas que los mexicanos no tenían un Presidente con un apoyo espontáneo tan grande por parte de los ciudadanos. Estamos ante algo inédito en nuestro País y digno de celebrarse y reconocerse por su gran obra material y social en beneficio de las clases sociales.

    La cuarta transformación que emprendió su gobierno ha echado raíces y ha sacudido a los ciudadanos, provocando una verdadera revolución de las conciencias, con el fin de consolidar el cambio en favor del bienestar y la democracia en México. Esto le ha permitido a este noble pueblo, aparte de ganar espacios, enrumbar al País por una senda de progreso, que tarde o temprano lo hará ingresar, por derecho propio, al grupo de los países más desarrollados del mundo. Las magnas obras que se han construido en el actual régimen buscan eso: sentar las bases para dar el salto cualitativo; estamos seguros que México no se detendrá en su devenir histórico ni en su misión de consolidar una vida mejor para su pueblo.

    A partir del 2018 se empezó a notar el cambio en el País, con la llegada del gobierno de la cuarta transformación. En el seno de la sociedad se emprendieron cambios en rubros sensibles, que no pasaron desapercibidos. De manera inmediata, cuando el gobierno actual toma el poder, en el 2018, se empiezan a poner las bases de un nuevo régimen, de una nueva forma de hacer política, siempre favoreciendo a los que menos tienen. Este cambio de mentalidad ha producido un lógico entusiasmo en la ciudadanía, pues por primera vez percibe que lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador había prometido en su campaña política, lo lleva a la práctica de inmediato en su gobierno. Los ciudadanos ven resultados ciertos en el gobierno de la cuarta transformación, eso los llena de entusiasmo y certeza en la transformación social y económica del país.

    En esta última etapa del sexenio lopezobradorista se comenzará a palpar su obra constructiva. Se pondrán en marcha, sin pérdida de tiempo, las megaobras en todo el territorio nacional. Estas obras magnas son de tal calado que hacía muchos años no se veía algo igual en el País. En general, el pueblo se admira no sólo por su grandiosidad, sino las concibe como inéditas. De ahí el contento del pueblo con el dinamismo que le imprime el Presidente a su trabajo. Es sabido que el Primer Mandatario no para en su actividad, que comienza desde las 6 de la mañana y termina hasta las 11 de la noche diariamente; incluso sábados y domingo los dedica a supervisar las megaobras, como el Tren Maya, el corredor transoceánico del Istmo de Tehuantepec, el aeropuerto Carrillo Puerto en Cancún y la modernización de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, obras que por su magnitud van a repercutir en el desarrollo nacional.

    Todo lo anterior tiene inusitada importancia para el País. Podemos afirmar, con certeza, que se han sentado las bases para un despegue de grandes dimensiones. El avance en infraestructura en todo el territorio nacional va a propiciar un despegue en la economía de dimensiones no conocidas. El rumbo que sigue la política económica del gobierno de la cuarta transformación es propiciatoria de buenas expectativas por venir más temprano que tarde.

    Mientras los ultraderechistas arremeten con sus campañas de odio, sin alternativas, queriendo boicotearla, la obra del Presidente López Obrador avanza junto con su gobierno de la cuarta transformación, con un plan constructivo que se planteó desde el primer día de su gobierno y sigue adelante con el enorme apoyo del pueblo.

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