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Hoy, tenemos al alcance de la mano mayor cantidad de alimentos, pero no nos nutrimos adecuadamente. Ingerimos abundante comida rápida, pero no una alimentación balanceada ni completa. Algo semejante ocurre, también, con la información a la que continuamente estamos expuestos; recibimos muchos hechos y datos, pero no tenemos la capacidad de procesarlos ni digerirlos, como acentuó el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.
“Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber”, señaló. “Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad. Almacenamos grandes cantidades de datos sin recuerdos que conservar. Acumulamos amigos y seguidores sin encontrarnos con el otro. La información crea así una forma de vida sin permanencia y duración”.
Han subrayó que la información que circula hoy, más que informar, deforma: “La información por sí sola no ilumina el mundo. Incluso puede oscurecerlo. A partir de cierto punto, la información no es informativa, sino deformativa. Hace tiempo que este punto crítico se ha sobrepasado. El rápido aumento de la entropía informativa, es decir, del caos informativo, nos sumerge en una sociedad posfáctica”.
Indicó que las noticias falsas llegan a tener más efectividad que los hechos reales: “Se ha nivelado la distinción entre lo verdadero y lo falso. La información circula ahora, sin referencia alguna a la realidad, en un espacio hiperreal. Las “fake news” son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. Lo que cuenta es el efecto a corto plazo. La eficacia sustituye a la verdad”.
Precisó que lo que prima es la excitación y la sorpresa: “La información falsea los acontecimientos. Se nutre del estímulo de la sorpresa. Pero el estímulo no dura mucho. Rápidamente se crea la necesidad de nuevos estímulos”.
¿Me informo adecuadamente?