La política de cambio para construir una sociedad de bienestar social es una verdad insoslayable en el México contemporáneo. Solo los reaccionarios son insensibles, negando el enorme esfuerzo que se está haciendo para reducir la tremenda desigualdad, extendida en una franja de mexicanos, herencia de las décadas perdidas por la nefasta política privatizadora neoliberal.

    En el ámbito nacional tiene lugar una revolución de las conciencias, resultado de los cambios políticos y sociales que se vienen produciendo con el fin de detonar el desarrollo nacional. Lo más notable es que se trata de una revolución pacífica, ciudadana, de cambio de mentalidad, con el fin de reconstruir la economía y, sobre todo, rescatar a los más desposeídos de su abismal pobreza; esto último es uno de los ejes prioritarios de la Cuarta Transformación en su lucha por la felicidad de la gente.

    Desde el inicio del presente sexenio los afanes del Presidente Andrés Manuel López Obrador han estado encaminados a lograr la transformación del país y al establecimiento de la democracia. Un nuevo rostro del país ha comenzado a perfilarse con el combate sin tregua contra la corrupción y la impunidad. Estamos viendo también la realización de mega obras, como la construcción del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, la adquisición de una refinería en Texas y la construcción de una nueva refinería en Tabasco.

    Estas obras -y otras en camino- se están realizando a pesar de la difícil situación provocada por la pandemia global y sin recurrir al endeudamiento del país con los consorcios financieros internacionales. Solo con cerrar el caño de la corrupción, al nuevo gobierno le ha alcanzado para realizar obras de tal envergadura. Los hechos son tangibles, solo la oposición conservadora no ve la realidad ni la acepta por su dogmatismo enfermizo.

    Lo importante del programa de reconstrucción nacional, impulsado por el actual régimen, es que cuenta con el apoyo de los ciudadanos de manera que se puede decir entusiasta. Los niveles de aceptación son un espaldarazo a su lucha por el mejoramiento de la economía y la regeneración del tejido social. Y es que hay una ética de servicio a favor la ciudadanía, su lucha es igual para ricos y pobres, aun cuando enfatiza con frecuencia: “por el bien de todos, primero los pobres”. Tal pensamiento la sociedad lo ve con simpatía, porque en el fondo contiene todo un bagaje en contra de la discriminación y la desigualdad que impera en amplias capas sociales.

    La política de cambio para construir una sociedad de bienestar social es una verdad insoslayable en el México contemporáneo. Solo los reaccionarios son insensibles, negando el enorme esfuerzo que se está haciendo para reducir la tremenda desigualdad, extendida en una franja de mexicanos, herencia de las décadas perdidas por la nefasta política privatizadora neoliberal. Por primera vez, en mucho tiempo, desde el gobierno federal, se busca rescatar, mejorando su condición de vida, a los sectores que viven en la franja de pobreza, que acumuló millones durante ese triste periodo de despojo de los bienes nacionales a favor de una minoría. Mejorar su condición de vida es lo menos que un gobierno sensible a los problemas sociales debe hacer, si se piensa en las necesidades de los olvidados.

    Somos optimistas y estamos plenamente convencidos que el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador va a entregar buenas cuentas a su sucesor el 2024, como en muchos años no se había visto. Los ciudadanos, en lo sucesivo, no van a permitir el regreso de los políticos prianistas al poder, no olvidan que en el periodo en que gobernaron esos partidos políticos lo que prevaleció fue la corrupción desenfrenada, desde la cúpula del gobierno hasta el sereno de la esquina.

    Actualmente el gobierno tiene una iniciativa de reforma constitucional en el Congreso de Unión para consolidar la Comisión Federal de Electricidad. En el periodo neoliberal ya sabemos que estuvieron a punto de desaparecerla, para dar paso a la privatización de la Industria eléctrica. Esta iniciativa de reforma eléctrica es estratégica para darle certidumbre a esa importante institución de los mexicanos. Dos iniciativas más se han anunciado por parte del Presidente, constituyen reformas fundamentales para el gobierno de la Cuarta Transformación, que está preparándose para entregar resultados inéditos para un sexenio en toda la historia de México.

    La transformación del país camina con pasos firmes, para alcanzar el progreso en bien de los ciudadanos. Los ciudadanos están convencidos que refrendar la actual política producirá múltiples beneficios para la mayoría de los mexicanos.

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