Juntos es mejor

DUEÑEZ* EMPRESARIA
    En el mundo de los negocios, la imagen del líder poderoso que lleva a su empresa al éxito es común. Pero hay un héroe no reconocido que merece estar en el centro de la historia: el equipo.
    En gran parte de las compañías latinoamericanas, el éxito se le atribuye frecuentemente al líder visionario y poderoso que centraliza la toma de decisiones. Pero eso está cambiando, ahora hay un reconocimiento creciente de la importancia del trabajo en equipo como medio para explorar nuevas vías para seguir generando valor.

    Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

    c_dumois@cedem.com.mx / http://www.cedem.com.mx

    En las empresas pequeñas, el valor del trabajo en equipo suele ser subestimado; salvo en casos donde nacen fruto de un equipo de socios que se unen complementando sus talentos y redes de contacto, logrando así atraer clientes, generar ingresos y crecer. Sin embargo, el trabajo de conjunto es una práctica común en Silicon Valley y en las empresas basadas en el conocimiento.

    En gran parte de las compañías latinoamericanas, el éxito se le atribuye frecuentemente al líder visionario y poderoso que centraliza la toma de decisiones. Pero eso está cambiando, ahora hay un reconocimiento creciente de la importancia del trabajo en equipo como medio para explorar nuevas vías para seguir generando valor.

    Como consultor, a menudo me piden que les ayude a encontrar una metodología o a un experto que facilite la integración y optimización del funcionamiento de equipos de trabajo; no es tarea fácil. Comúnmente nos encontramos con profesionales del área de recursos humanos especializados en el tema; sin embargo, encontrar planteamientos profundos, diferentes y eficaces es todo un reto.

    Entonces, ¿qué nos hace falta? Necesitamos un cambio de enfoque. Dejar de competir y empezar a compartir. Cambiar el mandato por la colaboración. Pero aquí está el desafío: no nos han enseñado a colaborar. No sabemos cómo aprovechar las fortalezas de cada uno para lograr algo más grande juntos. A menudo, somos mejores criticando que construyendo, esto es algo a cambiar si queremos que nuestros equipos prosperen.

    El cambio comienza con nosotros. Tenemos que dejar de lado el ego y aprender a ver la colaboración como un elemento clave para conseguir el éxito. Las diferencias no deben ser vistas como obstáculos, sino como activos valiosos que enriquecen la toma de decisiones y la resolución de conflictos.

    El quehacer cotidiano del negocio suele centrarse en cumplir con ciertos procedimientos y políticas, es un tema de disciplina, repetición, obediencia; lo cual sigue siendo relevante para aquellas fórmulas y procesos de negocio que siguen vigentes y están generando valor. Pero cada vez más las empresas necesitan reinventar sus fórmulas de negocio y sus estrategias comerciales. En estas tareas, generalmente innovadoras y creativas, es crucial que se fusionen capacidades distintas provenientes de diferentes áreas de la organización; estas habilidades deben entrelazarse en equipos de trabajo cuyo principal desafío es aprender a colaborar y pensar de manera conjunta.

    La comunicación es clave, pero no es solo intercambio de palabras o información; es un intercambio de emociones, sentimientos, y sí, a veces de malentendidos. Para funcionar como un equipo verdadero, debemos aprender a escuchar, no solo con los oídos, sino con la empatía y es aquí donde la inteligencia emocional se convierte en una herramienta de gran valor.

    Pensar en equipo significa ir más allá de nuestras propias ideas y estar abiertos a las de los demás. Significa entender que cada miembro del equipo aporta un valor único. Los equipos son más que la suma de sus partes. Son personas unidas por un propósito común, trabajando hombro con hombro, celebrando los triunfos y aprendiendo de los fracasos. En un equipo bien engranado, cada miembro es valorado y respetado, y la sinergia que se crea es la fuerza que impulsa la innovación y el crecimiento.

    Sin embargo, este tipo de colaboración efectiva no ocurre de la noche a la mañana. Requiere tiempo, esfuerzo y, lo más importante, un compromiso compartido para construir un ambiente de trabajo basado en la confianza mutua y el respeto.

    La próxima vez que te reúnas con tu equipo, observa cómo interactúan. ¿Están realmente escuchando y valorando las contribuciones de todos? ¿Hay una atmósfera de apoyo mutuo o una lucha por la supremacía individual? Y tú, como líder o miembro del equipo, ¿cómo estás fomentando un espíritu de colaboración?

    La inteligencia colectiva siempre será superior a la individual, solo falta que sepamos usarla.

    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

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