Kakistocracia en el Poder Judicial

Punto de referencia
23/05/2025 04:02
    No será el caso de un proceso electoral donde la sociedad elegirá al Poder Judicial. En este sentido, quienes hablan de simulación o farsa dan sin duda en el blanco.

    El próximo 1 de junio se realizará un ejercicio que no se puede llamar democrático, liberal o republicano. Me refiero a la así llamada elección del Poder Judicial.

    Lo primero que hay que decir es que el ejercicio no será verdaderamente una elección y que, en caso de que lo fuera, la situación sería igualmente preocupante.

    En cuanto a lo primero, la jornada electoral adolece de muchos defectos.

    En primer lugar, los votantes realmente no van a tener la oportunidad de contrastar a los diversos candidatos pues en los hechos no hay campañas electorales. Una elección sin campañas es una elección sin electores.

    En segundo lugar, no existen reglas claras, en parte porque estas han cambiado a lo largo del proceso. Por ello, la oportunidad para tergiversar el espíritu de la Ley y, por lo tanto, el resultado, es muy alta.

    En tercer lugar, no hay verdaderos mecanismos de vigilancia ciudadanos, como ha sido el caso en las elecciones mexicanas desde que hay un árbitro electoral autónomo.

    En cuarto lugar, de la misma manera en que no hay mecanismos de vigilancia tampoco existen cauces para una impugnación efectiva, dado que el Tribunal Electoral se encuentra cooptado por el oficialismo. A esto hay que agregar el hecho de que se espera una participación muy baja por parte de la ciudadanía.

    No será el caso entonces de un proceso electoral donde la sociedad elegirá al Poder Judicial. En este sentido, quienes hablan de simulación o farsa dan sin duda en el blanco. Hay quien piensa que si el proceso hubiera sido mejor planeado y los ciudadanos auténticamente votaran por los jueces o ministros entonces eso sería positivo para la salud de la República. La verdad es que eso sería incluso más dañino para nuestra democracia liberal, pues se habría consolidado la politización del sistema de justicia mexicano. El hecho de que este proceso no exista en ningún país del mundo nos habla sobre su imposibilidad esencial. Digámoslo con todas sus palabras: el oficialismo busca hacer algo que es imposible.

    Estas y otras razones permiten concluir que no se va a llevar a cabo una elección que garantice un proceso democrático ni unas elecciones transparentes, competitivas y justas.

    Pero si las supuestas primeras elecciones del Poder Judicial en el mundo no son realmente elecciones ¿qué es lo que vamos a presenciar?

    Presento esta hipótesis: lo que vamos a atestiguar es la puesta en marcha de un método demagógico sin precedentes para reemplazar a un grupo de jueces competentes y profesionales por otro grupo de jueces incompetentes y no experimentados.

    Esta sustitución plantea un dilema de primer orden. A saber: ¿puede haber compatibilidad entre el Estado de Derecho y un sistema no profesional de impartición de justicia? Una respuesta preliminar a esta pregunta indicaría que no. El proceso del derecho se tergiversa cuando se elimina su evolución racional, el cual está al menos parcialmente garantizado por la existencia de un grupo de profesionales. Se entiende el término “profesionales” como “aquellos que saben hacer bien las cosas”.

    En resumen: no habrá elecciones populares, universales y justas el próximo primero de junio, pero sí se consolidará una kakistocracia en la esfera judicial. En este punto, no debemos olvidar que hay afinidades entre la kakistocracia (el gobierno de los peores) y la tiranía (el peor de los gobiernos). Siendo que estamos ante un fait accompli, la interrogante final es: ¿cuánto tiempo puede durar este nuevo régimen? En responder a esta pregunta se nos va la vida.