La arremetida de Cuén contra Noroeste. ¿Forma parte de la alianza PAS-Morena?

Fue en Mazatlán, el Municipio que el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres ha convertido en el principal bastión de la intolerancia, donde el martes 15 de junio el dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, desahogó los reclamos que al parecer ya llevaba tiempo con ellos atorados en el pecho, contra el periódico Noroeste, a cuyo director Adrián López Ortiz, al cartonista Gilberto Ceceña Nuño y los columnistas Arturo Santamaría Gómez y Ernesto Hernández Norzagaray, acusó de difamarlo.

Si se tratara de la catarsis del hombre que se dispone al cogobierno en Sinaloa como fruto de la alianza del PAS con el Movimiento Regeneración Nacional que ganó la titularidad del Poder Ejecutivo Estatal, entonces eso significaría la expulsión de rencores en la víspera de asumir tanto poder como jamás lo ha tenido ese partido y su líder. Sin embargo, en caso de tratarse del preámbulo del cobro de facturas políticas contra quien ejerce la libertad de expresión, habrá que activar los mecanismos de protección y supervivencia del periodismo profesional.

Hay quienes le conceden nulas posibilidades a que Cuén rectifique su actitud frente a periodistas y medios que lo desmenuzan y en consecuencia le critican algunos de sus procederes como actor público. Menos aún se transformará en conciliador y abierto a las voces discrepantes, dicen los que lo conocen, si él y su partido están en “los cuernos de la luna” a punto de tomar posiciones de alto nivel en la administración estatal.

Aquellos periodistas y tribunas que lo adulan, claro que también en pleno ejercicio de la libertad de expresión, insisten en colocarlo como Secretario de Gobierno durante el sexenio 2021-2027 que inicia el 1 de noviembre. Son insuficientes las diputaciones que tendrá en el Congreso del Estado y los municipios que gobernará, lo “orientan” e instigan a que vaya por más. A estos asesores y lisonjeros les importa poco subir a Cuén a todos los rings posibles de los cuales baja desfigurado; en realidad lo que les interesa es obtener de él la mejor tajada en prebendas.

Pero ya no es Cuén Ojeda solo el que efectúa round de sombra contra todo y todos. En caso de ser parte de la estructura gubernamental que encabezará Rubén Rocha Moya, el dirigente pasista necesitará llevar la mentalidad de apertura, tolerancia y reencuentro para esa etapa que más que definirlo o dañarlo a él determinará el resultado del modelo a implementar por la Cuarta Transformación en Sinaloa. Es demasiado temprano para olvidar que la gente votó en Sinaloa por el cambio y esa permuta de actitudes, poses y estilos tiene mucho que ver con el fortalecimiento de las libertades.

Muchos hemos recibido la andanada de ataques cobardes cuyos destinatarios ocultan el rostro propio y los hilos que los manipulan. Noroeste mismo es el blanco ahora de agresiones donde se le pretende distorsionar la lucha que casi cinco décadas de periodismo de fondo planteado con enfoque de solidaridad social y libertad de expresión. ¿Eso qué es? ¿Libertad o libertinaje? Ambos, el medio y los periodistas y colaboradores, llevamos muchos años resistiendo.

La fobia de los políticos a estar bajo la lupa periodística no empezó cuando el cuenismo se empoderó. Antes, desde Antonio Toledo Corro a la actualidad las tentaciones a silenciar notas, opiniones o investigaciones que incomodan al poder legítimo o fáctico, la labor de la prensa ha sido un acto suicida cuyo riesgo vale la pena correr si a cambio se puede, de vez en cuando, poner a salvo lo fundamental de la sociedad. Ya sea eterna locura cuando en quien lo ejerce media la ética, convicciones y profesionalismo, o perpetua sentencia para aquellos que tiran la piedra o disparan las balas y luego esconden la mano, la actividad periodística ha de permanecer así sea llorando a los colegas muertos o sorteando los campos minados del sectarismo.

En lo personal, insisto que Cuén Ojeda se deja llenar la cabeza con la bilis que le suministran asesores y “operadores” que le aconsejan la frontalidad, tope con lo que tope, y que en su rol del político que influye en la toma de decisiones en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y posiblemente con un importante nivel de decisión en el próximo gobierno de Rocha Moya, está obligado al autoexamen y debida enmienda en su relación con periodistas y medios. El periodismo con credibilidad ha perdurado a pesar de tantas celadas de alto riesgo y los políticos, ya se sabe, concentran el rechazo de la gente y si no evolucionan acabarán en el basurero a donde van las peores hojas de vida.

Y en el contexto actual las garantías constitucionales de libertad de expresión y derecho a la información están en la mira de personajes y grupos que en permanente conflicto con la historia son incapaces de reconocer las aportaciones del sector prensa para alcanzar las transformaciones de las que ellos son ahora favorecidos. El sórdido corte de caja que elimina todo un esfuerzo de investigación, peligros y eficacias del periodismo independiente, con tantas vidas de reporteros sacrificadas en aras de defender tales baluartes, les resulta insuficiente para comprender el legado imborrable del periodismo.

Aquel que sube a boxear,

Llevando al rival consigo,

Domine antes de pelear,

Al odio, peor enemigo.

Mientras ayer se dio un paso importante en la justicia para Javier Valdez Cárdenas, al sentenciar un juez a 33 años de prisión a Juan Francisco Picos Barrueta, “El Quillo”, uno de los sicarios que le disparó el 15 de mayo de 2017, otros dos periodistas fueron asesinados en menos de 24 horas: Gustavo Sánchez Cabrera en Tehuantepec, Oaxaca, y Enrique García García en Metepec, Estado de México. Y suman 40 comunicadores ultimados en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador y 140 desde 2010 a la fecha. Y el 99 por ciento de los casos en la impunidad.