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"Éthos"

"La auténtica fortaleza"

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    Las ciudades amuralladas se extendieron rápidamente en el mundo. Era imprescindible construir elevados muros para protección y resguardo de los habitantes. Incluso, en ocasiones, las ciudades se edificaron sobre colinas para que fueran inaccesibles e impenetrables.
     
    Sin embargo, toda fortaleza tiene también sus debilidades. La ciudad de Troya parecía inconquistable, pero la estratagema del caballo rindió sus frutos.
     
    Algo semejante sucedió en la conquista de Constantinopla, a manos de las tropas de los turcos otomanos comandadas por el Sultán Mehmed II en 1453.
     
    Hasta entonces, Constantinopla era considerada una fortaleza impenetrable debido a sus impresionantes murallas y puertas férreamente custodiadas. Empero, un imperdonable descuido en la vigilancia dio al traste con esa supuesta impenetrabilidad.
     
    Durante el asedio de la ciudad, los guerreros se preocuparon por defender celosamente las grandes puertas, pero se olvidaron de una pequeña, conocida con el nombre de Kerkaporta.
     
    Los turcos descubrieron esta debilidad, aunque recelaban que se tratase de un ardid del ejército defensor para hacerlos caer en una trampa. No obstante, sigilosos comenzaron a deslizarse y sorprendieron a los soldados cercándolos por detrás y consumaron la victoria.
     
    Las personas, al igual que las ciudades, también levantan elevadas murallas para fortificar su personalidad y defender su identidad. Empero, en ocasiones se tornan demasiado recelosas y hurañas. Presumen de seguridad cuando, simplemente, esconden su debilidad. Temen amar para no mostrarse débiles. Pero, la debilidad del amor es lo que nos fortalece, como señaló Pablo: “cuando soy débil, es entonces cuando soy fuerte” (2 Cor 12,10).
     
    Hace años, este pasaje inspiró la siguiente reflexión: “Cuando no soy inexpugnable, cuando no erijo fortalezas. Cuando dejo libre el sendero, cuando dejo abierta la puerta. Cuando digo al amigo sincero: ¡Ven, comparte mi flaqueza! ¡Contigo tengo a Dios! ¡Contigo tengo mi riqueza!”
     
    ¿Cultivo la auténtica fortaleza?
     
     

    @rodolfodiazf

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