La buena: bajan homicidios en Sinaloa
La mala: no es nota para primera plana

OBSERVATORIO
13/03/2025 04:02
    Ese cambio en la conversación pública debe inducirlo el Gobierno al mutar de la normalización de la violencia al reconocimiento de la misma que haga posible que la sociedad sepa en qué terreno pantanoso o firme está plantada y desde elementos de criterio confiables adopte decisiones también adecuadas.

    A algo ayuda, pero todavía es insuficiente para abatir la sensación de inseguridad que persiste en la población, la aceptación de la realidad por parte del Gobernador Rubén Rocha Moya quien admite que Sinaloa no se encuentra en paz porque persiste el problema de la violencia, no obstante que en febrero los homicidios dolosos registraron la reducción del 34 por ciento, evaluándolos dentro del semestre que lleva el choque interno en el Cártel de Sinaloa. Tampoco contribuye a la percepción de intranquilidad la narrativa nacional e internacional que bosqueja a esta tierra más infernal que el averno mismo.

    Ayer la Presidenta Claudia Sheinbaum se refirió en La Mañanera a lo que considera distorsión del derecho a la información porque medios impresos y electrónicos de cobertura nacional le restaron importancia a la información que el martes proporcionó la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figueroa, de que el homicidio doloso disminuyó 15 por ciento entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, pues al inicio de la actual administración federal el promedio diario de víctimas era de 86.9 y bajó a 74.6 para febrero de 2025.

    ¿El periodismo debe ser selectivo en cuanto a las autenticidades que resultan de narcoguerras como las que padece Sinaloa? La apuesta a la nota roja atrae el morbo y coloca a las tribunas de prensa en el cenit de las atenciones, pero les deja a tales estrados de la comunicación la sospecha de manipular, sobredimensionar o mentir en la demencial obsesión por seducir con sangre a los públicos.

    En el caso de Sinaloa por supuesto que sí resulta altamente rentable para medios y redes recalcar la fatalidad de que el estado es cuna de grandes capos y sede de la principal organización del narcotráfico. Eso se vende como pan caliente y más todavía cuando los hijos de los jefes emblemáticos de tales emporios del crimen, que son Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán Loera, se enfrentan en la más brutal colisión que alguien haya imaginado.

    Pero para nada jala lecturas e interacciones obtenidas con el combustible de la desgracia ajena el hecho de que el SESNSP exponga que en Sinaloa hubo la reducción de 34 por ciento en homicidios dolosos, tomando en cuenta que en octubre de 2024 se registraron 5.87 diarios y en febrero de 2025 el promedio fue de 4.29. O que el mes pasado ocurrieron 124 asesinatos en el contexto donde en octubre de 2024 sucedieron 187.

    Existe un bombardeo intenso de contenidos que pretenden mantener a los sinaloenses escondidos bajo la cama de sus casas a través de hacerles llegar escenas dantescas con el correspondiente edicto de piérdase aquí toda esperanza. Esto inhibe el comienzo de la gran labor colectiva para la construcción de paz positiva y duradera pues nadie piensa en contribuir a la civilidad sabiéndose rodeado de barbarie.

    Es verdad que hay intereses a los cuales les conviene que el solar del tomate y el mango, el camarón y el atún, la tambora y el carnaval, esté mayor tiempo colapsado. Unos porque sus apetitos políticos le apuestan al caos de un partido para pretender llevar a otras siglas al poder. Otros porque atienden dictados de la delincuencia vertebrada o de la corrupción organizada para plantear el acabose. Hay también quienes en busca de pautas publicitarias oficiales o del soborno que drásticamente logra el viraje de la crítica al elogio, le aportan a la hipótesis de la ruina generalizada.

    Sea como sea, debe permitírseles y tolerárseles a los ciudadanos que accedan también a la información que aliente la posibilidad de encontrar las salidas del laberinto de violencia en que estamos, y sobre todo que se sumen a la ampliación de esas salidas de emergencia. Cuando el Gobierno se aferre a la falsa ruta del “todo bien”, “estamos mal pero estuvimos peor” o le atribuyan al pasado los males actuales, el flujo de la comunicación equilibrada, sin sesgos ni celadas, hará posible virar el ánimo social de lo apático a lo participativo.

    Ese cambio en la conversación pública debe inducirlo el Gobierno al mutar de la normalización de la violencia al reconocimiento de la misma que haga posible que la sociedad sepa en qué terreno pantanoso o firme está plantada y desde elementos de criterio confiables adopte decisiones también adecuadas. Aquí es donde valen las dos actitudes recientes de Rocha Moya: la aceptación de que Sinaloa sigue siendo zona de peligro para la gente pacífica, y la implementación de medidas especiales para atender el delito específico de robo de vehículos.

    Y quizás eso no sea noticia de primera plana, aunque sí es información esencial para que los ciudadanos decidamos qué nos corresponde hacer.

    Reverso

    Hay gente que de un solo sorbo,

    Engulle el sensacionalismo,

    Y desdeña al buen periodismo.

    Por no darle cocteles de morbo.

    ¿Quién detiene esto?

    El mismo lunes que el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, dio a conocer que buscará ser reelecto por cuatro años más, a los trabajadores universitarios se les hizo llegar por WhatsApp el mensaje intimidante que ordena apoyar al personaje recién enjuiciado por la justicia, induciendo el miedo de que en caso contrario estarían en riesgo los derechos laborales legítimos de la mayoría y obtenidos por unos cuantos a través de privilegios. ¡Qué bonita democratización de la UAS! En vez de proponer la transformación de la casa de estudios, postulan la enésima involución consecutiva.