La canción de la esperanza

ÉTHOS
27/09/2022 04:00

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    rodifo54@hotmail.com

    ¿Cuál es para usted la canción de la esperanza? Es claro que habrá respuestas y comentarios muy diferentes. Para algunos será el Himno a la alegría del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven: otros, dirán que Sueño imposible, del musical de El hombre de la Mancha; habrá, también, personas que se decidirán por el Nessun dorma, de la ópera Turandot, por su invitación a permanecer en vigilia.

    Decíamos que las opciones serán múltiples, porque hay muchas canciones que hablan de esperanza, como la que cantaba Víctor Manuel; o Color Esperanza, de Diego Torres. Incluso, no podemos dejar de mencionar que con motivo de la pandemia de Covid surgieron muchas canciones hablando de esperanza: Jorge Drexler cantó: “de esta saldremos juntos, poniendo codo con codo”. Vetusta Morla compuso Los abrazos perdidos, para lamentar el distanciamiento obligado a que nos sometimos y honrar a médicos y enfermeras; o Volveremos, de Tarifa Plana, entre muchas más canciones.

    Sin embargo, hoy queremos hablar de otra canción en particular: la Canción de cuna, de Brahms; la cual, muchas veces, se ha utilizado para anunciar al nevero que viene en su carrito para ofrecer su dulce y helado producto al paladar de los niños.

    ¿Por qué le decimos Canción de la esperanza? Porque así se refiere a ella el maestro budista, Frank Ostazeski, en el capítulo tercero de su libro Las cinco invitaciones. Señaló que en un enorme centro médico en el Oeste de Estados Unidos escuchó, extrañado, esta canción en los altavoces de todo el nosocomio.

    Se le explicó que se escuchaba cada vez que nacía un niño, porque constituía un bálsamo entre tanto dolor y sufrimiento, pues era un jubiloso recordatorio de la vida nueva que derrota toda adversidad.

    ¿Canto, con gran gozo, la esperanza?