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"OPINIÓN"

"La cena del tamal de chipilín"

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    Presidente del Consejo de Noroeste

     

    En su visita a Álamos, Sonora, el 25 de octubre del año pasado, el Presidente López Obrador dijo: “Los que se creen de sangre azul, los fifís, desprecian las culturas indígenas, son racistas. Y esto lo han llevado a cabo, ese desprecio, desde hace mucho tiempo, y esto ha llevado a que el indígena llegue a avergonzarse de su cultura, de su grandeza”.

    Pero en el mundo de AMLO hay de fifís a fifís. Porque ¿cuál es la diferencia entre Carlos Romero Deschamps, “Napito” y “La Maestra”? Existe una: dos de ellos le apoyaron en su campaña y otro no. A los dos que lo apoyaron les borró su pasado turbulento y el que no lo ayudó está pagando las consecuencias.

    Y luego están los otros fifís: los empresarios. Esos a los que el Presidente llama conservadores, golpistas, neoliberales.

    El problema con el empresariado mexicano es que muchos de sus miembros están o han estado siempre muy pegados al Gobierno federal, estatal o municipal. Y han ganado licitaciones y contratos a cambio de un acuerdo previo con los funcionarios en turno.

    Un ejemplo de la eterna cercanía entre el poder político y el poder económico en este País es el de la televisoras que durante muchos años han estado cobrando por no decir nada que al Gobierno no le guste. O por decir lo que le gusta. En la misma situación están varios periódicos y radiodifusoras.

    El reclamo legítimo popular a estos “empresarios” es que a ellos les ha ido muy bien en el aspecto económico pero al País no.

    Pero aún cuando AMLO demuestra a diario que los empresarios no son santo de su devoción, los invitó a cenar el pasado 12 de febrero en Palacio Nacional. El menú tenía como plato fuerte un tamal de chipilín.

    Los empresarios recibieron la invitación a sabiendas de lo que les iban a pedir: dinero. Los que decidieron acudir y no darlo, simple y sencillo, mis respetos para ellos.

    Aquellos que sí van a dar (o ya dieron), me pregunto, ¿cuál es el beneficio personal que están buscando?

    Por eso espero que se den a conocer los nombres de los empresarios que decidieron no dar, así como los de aquellos que sí y cuánto.

    Me llama la atención que uno de los empresarios que acudieron a la cena del tamal declaró que ha sido la cena más cara de su vida. Si la cooperación la dio de su chequera: estoy de acuerdo con él, el tamal le salió carísimo, por lo que me lleva a preguntar ¿qué beneficio busca?

    Pero si la cooperación la dio de la chequera del gremio que representa, entonces tengo más preguntas:

    ¿Los fondos provienen de sus agremiados?, entonces el tamal carísimo le costó a su grupo.

    ¿Los fondos provienen del Gobierno? Quiere decir que le dieron dinero para que lo regresara, por lo tanto el tamal no le costó nada.

    Por último, a los empresarios que decidieron quedar bien con López Obrador ¿qué les parece si el año próximo se rifa El Castillo de Chapultepec?, ¿Bellas Artes?, ¿Chichen Itzá? Al fin que al ganador o los ganadores el premio se les dará en efectivo. O sea, no rifarán nada, igual que con el avión.

    Ta-mal lo que hizo el Presidente López Obrador: presionar a empresarios para que le dieran dinero.

    Y ta-mal que los empresarios accedieran a dar la “cooperación”. Están buscando beneficios personales y, con ello, afectando a nuestro País.

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