La democracia se disuelve en un suspiro

    Para el caso de nosotros los sinaloenses, no es exagerado decir que lo que hoy en día sucede en la Universidad Autónoma de Sinaloa es una advertencia clara de lo que podría ocurrir a nivel nacional si se eliminan las instancias de control al poder

    Cuando salimos a marchar en 2006 y 2012, por el esclarecimiento de los dudosos resultados electorales que le dieron el triunfo, primero a Felipe Calderón y luego a Enrique Peña Nieto, había entre los manifestantes un sentido de la protesta legítima.

    El simple hecho de aglutinarnos en torno a un reclamo común hacía válida nuestra exigencia de instituciones verdaderamente confiables, que dieran continuidad al proceso de democratización del País, empantanado en ese entonces por la partidocracia y la corrupción.

    Y hoy que algunos de aquellos manifestantes están del otro lado de la barandilla, administrando el presupuesto y el destino de la nación, hacen oídos sordos a los reclamos que siguen en sintonía con las demandas herederas del 68: pluralidad y democracia.

    Resulta pernicioso anular por default las voces de los asistentes a la marcha que el domingo pasado se congregó en el Zócalo capitalino y que despertó a miles de personas en otras plazas del País, sin antes razonar la idea que los llevó a movilizarse. No es un invento de la derecha, como afirma Lorenzo Meyer. Es de obstinados no reconocer que la democracia está verdaderamente amenazada, como siempre lo ha estado, porque en el instinto de los gobernantes continuamente aparece la inclinación a hacer a un lado los procedimientos y las formalidades, para ejercer el poder de manera directa y sin interrupciones.

    Esta natural condición autoritaria no la alcanzan a percibir los gobernantes que son elegidos de forma democrática. Pues como fueron electos a voluntad de las mayorías, eso les llena de soberbia la mente y el corazón, y asumen que no es necesario cumplir con protocolos que consideran obstáculos al cumplimiento de las expectativas del pueblo.

    Pero el riesgo de perder nuestro sistema de contrapesos está a la vista de todo aquel dispuesto a entender que las propuestas presidenciales para eliminar la autonomía del INE, el INAI, y supeditar al órgano judicial a la voluntad de las mayorías, son un verdadero Golpe de Estado a la ciudadanía.

    Para el caso de nosotros los sinaloenses, no es exagerado decir que lo que hoy en día sucede en la Universidad Autónoma de Sinaloa es una advertencia clara de lo que podría ocurrir a nivel nacional si se eliminan las instancias de control al poder.

    La ilegalidad, la falta de transparencia, el desvío de recursos, el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias, el autoritarismo y la represión que hoy son comunes en la UAS, tienen su origen en el debilitamiento institucional que permitimos ocurriera hace 18 años cuando se comenzaron a implementar reformas regresivas a la Ley Orgánica.

    Como bien se sabe, en la UAS lo que actualmente impera es una tiranía de las mayorías, pues el Consejo Universitario se asume como autoridad suprema en la institución. Esto fue posible no solo por la limitación del voto, sino además por la eliminación de los juicios de control que antes facultaban al tribunal universitario a actuar como contrapeso revisor de las decisiones violatorias de la ley.

    En este sentido, si en la UAS la supresión del voto permitió al Rector controlar al Consejo Universitario, la eliminación de los juicios de control provocó una concentración absoluta del poder. Por eso en la Universidad no impera el sentido de la justicia, todo se hace por medio del engaño y la fuerza. Y la fuerza sin ley deviene en tiranía.

    Viéndonos en el espejo de la UAS, ahora nos resulta sencillo apreciar lo fácil que resulta para una sociedad degenerarse a sí misma en un periodo de tiempo tan corto. ¡¿Quién iba a imaginar hace 20 años que una comunidad de letrados e intelectuales formados en la izquierda iba a permitir la germinación de un movimiento fascista como el que impulsó el PAS en la Universidad Autónoma de Sinaloa?! Lo más sorprendente es que no actuaron como bandidos en la noche, lo hicieron a plena luz del día, y con el consentimiento de todos.

    Si al cuenismo le fue tan fácil deshacer la democracia en la UAS, fue porque tenían el poder, los recursos y la coartada perfecta para persuadir a la comunidad. Llegaron a la Rectoría por la vía democrática, por lo que se dijeron legítimos; una vez ahí, tomaron la bandera de la calidad educativa; luego utilizaron el dinero de la institución para repartir plazas y corromper autoridades. Éstas le regalaron una ley orgánica a modo, con reelección incluida, y ya de aquí no los sacamos nunca.

    No es descabellado pensar que algo similar pudiera estar ocurriendo a nivel nacional. Solo hay que valorarlo.

    Paradojas de la Vida, ahora los cuenistas se apersonan en la Marcha por la Democracia, haciéndose pasar por pueblo, exigiendo división de poderes, y tomando la bandera de la Oposición, todo con tal de asegurar el fuero político que les permita sobrevivir a la espada de la justicia.

    Universidad pobre con directivos millonarios

    No lo pudo decir mejor el profesor de la Facultad de Derecho, Antonio Chávez Sevilla, luego de que se hicieran públicas las propiedades adquiridas por Jesús Madueña Molina, familia y allegados en tan solo dos años.

    Mientras, en la UAS no hay para equipar aulas ni laboratorios, no alcanza para las quincenas, ni para aguinaldos, ni para las becas al desempeño docente, no hay dinero para construir nuevos espacios, en algunas escuelas ni siquiera hay agua ni papel en los baños.

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