En el gran espectáculo de la vida, la disparidad entre la edad cronológica y la edad biológica es un fenómeno digno de exploración científica.
Imaginen a alguien de 30 años con el sistema inmunológico haciendo una fiesta digna de un veinteañero, mientras que su hígado parece estar pensando en una jubilación anticipada. ¿Quién sabía que los órganos podían tener agendas tan dispares? Es como si nuestro cuerpo organizara una reunión de juntas interna y cada órgano decidiera seguir su propio camino, desafiando cualquier intento de sincronización temporal.
En un estudio reciente, un grupo de investigación se embarcó en una odisea biomolecular, recolectando datos de biomarcadores de personas de diversas edades. Sangre, hisopos nasales y hasta muestras de heces fueron el elenco de esta investigación que nos reveló que la biología no es solo un juego de números.
Hay biomarcadores de envejecimiento bien establecidos, como la longitud de tus telómeros, las secciones de ADN protectoras en los extremos de los cromosomas. Pero al usar un grupo con un rango de edades amplio (29 a 75 años), este equipo pudo establecer otros biomarcadores correlacionados con la edad, como ciertas proteínas, lípidos, metabolitos y hormonas.
A nivel poblacional, fue fácil encontrar los niveles promedio de esos biomarcadores para un sistema de órganos específico a una edad dada. El estudio asignó biomarcadores a cuatro sistemas principales: inmunológico, metabólico, renal y hepático. Tomemos algunos de los biomarcadores correlacionados con la edad que descubrieron en el sistema inmunológico como ejemplo.
Tu sistema inmunológico tiene proteínas llamadas CCL27, ORAI1 e ITPR2, que ayudan a regular cosas. CCL27 participa en asegurar que tus tejidos tengan la cantidad correcta de células inmunológicas. ORAI1 ayuda a coordinar la actividad de algunas de esas células inmunológicas. ITPR2 contribuye a la señalización celular en la respuesta inmunológica. Todos tienen un papel, pero si tienes muchas de estas proteínas relacionadas con el sistema inmunológico en tu cuerpo, tendrás más inflamación. El aumento de la inflamación está asociado con el envejecimiento en otras partes del cuerpo.
Así que el equipo de investigación pudo demostrar que ciertos biomarcadores están correlacionados con el envejecimiento de sistemas de órganos particulares. Pero el estudio pudo hacer más que eso: siguieron al grupo durante cuatro años, por lo que los niveles de biomarcadores podrían estudiarse a lo largo del tiempo.
Compilar todos estos datos a lo largo de los años permitió a los investigadores desarrollar lo que se llama un fenotipo profundo para los individuos, una indicación de la velocidad de envejecimiento, mostrando incluso que diferentes sistemas de órganos envejecían a diferentes velocidades. Pero ¿por qué algunos sistemas de órganos envejecen más rápido que otros? Los investigadores no están seguros, pero podría deberse a que los órganos están hechos de diferentes tejidos, que a su vez están compuestos por diferentes tipos de células.
Resulta que nuestras células tienen su propia agenda. Mientras algunas deciden ser como “alucines” (vivir rápido y morir jóvenes), como las células del intestino delgado que cambian cada cuatro días; otras son más como las bandas de rock de los bares de Culiacán, tocando lo mismo una y otra vez durante décadas hasta el final de los tiempos, como las neuronas en el cerebro que están en nuestro cuerpo desde el nacimiento hasta que expiramos.
Cada vez que una célula se divide, contribuye al envejecimiento. Pero la renovación celular no explica por qué el envejecimiento de los órganos parece diferir entre individuos. Los culpables parecen ser los sospechosos habituales: tus genes y tu estilo de vida.
Podrías nacer predispuesto al envejecimiento prematuro en un órgano particular, solo basado en pequeñas variaciones en tu ADN. En cuanto al estilo de vida, podrían ser cosas como el estrés, los hábitos o la historia médica que influyen en el envejecimiento de los órganos.
Uno de los autores del estudio tiene algunas ideas: los que envejecen metabólicamente podrían hacer más ejercicio, los que envejecen renalmente podrían beber más agua, los que envejecen hepáticamente podrían reducir el alcohol, y los que envejecen inmunológicamente podrían tomar antiinflamatorios, como la cúrcuma. Por supuesto, estos sistemas están relacionados. Solo porque tengas edades diferentes para tu sistema inmunológico y tu hígado no significa que sean totalmente independientes entre sí.
Cada vez hay más investigaciones al respecto. Utilizando un grupo más grande de participantes, otro equipo añadió cinco edades más a las cuatro originales: cardiovascular, estado físico, hormonas sexuales, características de la piel facial y microbioma intestinal. Otros investigadores dividieron el cerebro en tres edades: materia gris, materia blanca y conectividad cerebral, junto con otros siete sistemas de órganos. Entonces, ¿cuántas edades tenemos?
Depende. Resulta que la edad es solo un número... o tal vez son 10 números. La idea es que tu edad no te define.