"La educación en la opinión pública: ¿se está perdiendo el rumbo?"
Investigador del Centro de Investigación e Innovación Educativa de Sistema Valladolid
El debate acerca de la Nueva Reforma Educativa y la educación en general ha quedado bastante relegado en la opinión pública nacional. Los diferentes acontecimientos nacionales e internacionales, en los cuáles México se ha visto involucrado, parecen haber provocado la falta de publicaciones acerca de estos imprescindibles y estratégicos temas.
En los últimos meses, si acaso, han sido publicados unos pocos artículos vinculados con la política educativa, en especial la discusión acerca del presupuesto 2020 para la educación en sus diferentes niveles, y otros artículos han estado relacionados con el nombramiento para un último cuatrienio de Enrique Graue como titular de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para el periodo 2019-2023. Resulta evidente, entonces, que la avalancha e inmensidad de acontecimientos de toda índole; a lo que se suma, la acumulación y connotación de problemas sociales, han causado que la educación mexicana haya pasado a un segundo plano en el debate público.
Si bien, desde diciembre de 2018, fecha de la toma de posesión de la nueva administración, hasta el pasado 26 de agosto, cuando se inició el actual año escolar 2019 – 2020, la educación fue uno de los temas estrellas y constituyó uno de los núcleos básicos del debate público, junto a los temas de corrupción, seguridad y economía. Hoy, estos tres últimos temas continúan formando parte de esos núcleos informativos; pero, la Nueva Reforma Educativa u otros temas educativos han comenzado a ser sustituidos ante la fuerza informativa centrada en temas como: los acuerdos migratorios con los Estados Unidos, la fuerte polarización discursiva y política en los diferentes niveles del Estado, los actos de vandalismos realizados por jóvenes encapuchados a sedes universitarias, la designación de la nueva presidenta para la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la elección interna en MORENA, el asilo a Evo Morales, entre otros.
La contradicción que aprecio es que la fuerza informativa hacia y desde la opinión pública, se está centrando en temas políticos, electorales, de política exterior y de actuación ciudadana con poco impacto en el desarrollo estratégico de la nación, si lo comparamos con los temas de la Nueva Reforma Educativa y la educación en general, que si poseen un obligatorio carácter estratégico para México.
En fin, actualmente sabemos muy poco acerca de cómo marcha el cronograma de implementación de la Nueva Reforma Educativa, cuáles son los aciertos que se van obteniendo y especialmente dónde se encuentran las debilidades por mejorar en el corto, mediano o largo plazo.
Si la opinión pública mexicana no está volteando a ver los temas educativos, se comienza a poner en riesgo toda la política social, económica y de seguridad, que se ha planteado el actual gobierno nacional. La educación debe ser el tema más importante, más significativo y de mayor debate en México; nada ni nadie debe ser más importante que la educación con sus impactos sociales y personales.
La educación es la base del desarrollo cultural y es la fuente principal para alcanzar el desarrollo sustentable y la necesaria cultura de paz que tanto demanda la sociedad mexicana. Por ende, se requiere tener información actualizada acerca de la marcha de la educación en el país; no para realizar críticas vacías y anárquicas; sino, para insertar a toda la sociedad en un proceso que resulta vital para alcanzar las expectativas sociales que todos anhelamos.
Si no retomamos el debate acerca de la educación, si la educación no es el tema principal del debate público nacional, si no tenemos la oportunidad de participar en la mejora del proceso educativo, si no garantizamos una educación de calidad, inclusiva, generadora de cultura, libertad y felicidad para nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes, todo estará perdido. En la educación está la salvación de México, está el sentido de la vida humana; no podemos perder el rumbo.
