Al Papa Francisco se le puede llamar el “Papa de la esperanza”, pues continuamente está invitando a vivir y a reflexionar sobre esta virtud teologal. El título de uno de sus últimos libros es “La esperanza no defrauda nunca”, escrito en el contexto del Año Santo 2025. Decimos uno de sus últimos libros, porque acaba de ser publicada otra obra suya, con el título “Esperanza. La autobiografía. Memorias del Papa Francisco”.
El libro “La esperanza no defrauda nunca” se abre con una introducción en que invita a ver los rostros de la esperanza, los cuales desarrolla en seis capítulos: El rostro de una mujer embarazada, El rostro de un pobre, El rostro de un migrante, El rostro de un civil durante la guerra, El rostro de esperanza de un abuelo con su nieto y La esperanza siempre tiene rostro humano.
Al Papa le gusta citar que la esperanza es nuestra ancla y vela en medio de la tormenta, así como el ADN y documento de identidad de los cristianos, a la vez que nos previene sobre el riesgo de confundir esperanza con optimismo, pues éste es una actitud psicológica, mientras que la primera es un don de Dios. De igual forma, nos exhorta a no mezclar el tiempo escogido por Dios con los momentos instantáneos en que pretendemos acelerar el tiempo.
La esperanza, añadió, nos propone sembrar aceite y perfume de esperanza, nunca vinagre de amargura y desesperanza. Es una virtud que nos pone en movimiento, pero nos alerta a no transigir con un mundo en el que estar apurados se convierte en algo habitual y se requiere todo de inmediato. La paciencia -que no es aguantar sino padecer bien- relegada por la prisa ocasiona un grave daño a las personas.
¿Vivo con esperanza?