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"La Vida de acuerdo a mí"

"La ficción no deshumaniza, te expande"

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    alessandra_santamaria@hotmail.com

     

    Twitter: Aless_SaLo

     

    Fue tan solo hace unas cuantas horas cuando salí llorando de mi habitación y me senté a lado de mi papá en la sala de nuestro departamento. “¿Y ahora qué pasó?”, me preguntó. “Es que me acordé de un libro que leí hace dos años”, le contesté como acostumbro.                                                                                                                        

           

    Tanto a mi papá como a mi mamá siempre les ha llamado la atención lo increíblemente sensible que soy respecto a las vidas de mis personajes ficticios favoritos. Las horas que puedo pasar llorando sus muertes y lo mucho que celebro si sus tramas resultan como yo quería. Les parece peculiar, sobre todo, porque raramente me muestro afectada al leer las noticias o escuchar de casos verídicos (a excepción de que se trate de abusos sexuales).                                                                                                                                        

     

      Hubo un tiempo en el cual me pregunté si tal vez hay algo malo en mí, o en mi personalidad, que me limite a la hora de sentir dolor por acontecimientos reales, pero no me tomó mucho tiempo percatarme de que, primero que nada, es perfectamente común, y segundo, tiene una explicación lógica.                                                                                                                         

     

       En la universidad aprendí que “contar historias” en lugar de “dar las noticias” tiene un efecto mucho más poderoso porque al utilizar uno o dos personajes reales obtienes la empatía del público y al mismo tiempo tienes la oportunidad de ejemplificar la realidad de miles o millones de personas en circunstancias similares.                                                                                                

     

    Mientras más sumergidos estemos bajo el hechizo de una historia, más grande se vuelve su influencia. Es un hecho que la ficción es más efectiva que la no ficción a la hora de hacernos cambiar de opinión,  porque la segunda está diseñada para convencer por medio de argumentos y evidencia. Y todos sabemos que a personas como Galileo no les sirvió de mucho, por más que la Tierra si se moviera alrededor del Sol.                                                                 

     

     Estudios han demostrado que cuando leemos textos no ficción somos más críticos y escépticos; pero cuando estamos absorbidos en una narración, nuestra guardia intelectual se cae. Nos mueven los sentimientos y eso nos hace moldeables.     

     

                                      

    Esto no quiere decir que sufrir por cosas que nunca pasaron nos deshumanice a la hora de reaccionar ante cosas que sí- pero aquellos que se preocupan al respecto tienen un punto válido. Yo (y creo que si me leen frecuentemente, ya lo saben) estoy muy consciente de que la ficción es peligrosa porque tiene el poder de modificar los principios de individuos y de sociedades enteras.  

                                                                                                                                           

    Sin embargo, creo que llorar por lo que ocurre en un libro o una serie de televisión es hasta cierto punto adictivo, porque es como subirte a una montaña rusa de la cual sabes que te puedes bajar, mientras que la vida real es como ser pasajero en un auto que se maneja solo y no saber nunca si se estrellará o no. Tener la capacidad de llorar a lágrima viva por algo que nunca sucedió, en cierto sentido quiere decir que no tengo mucho por lo cual llorar en mi vida personal. O bien, puede ser una simple distracción de las crueldades del mundo en el que vivimos. La ficción es el mejor simulador de la realidad que existe; te posiciona en una cantidad de situaciones que no podrías experimentar aunque vivieras eternamente; te permite viajar en el tiempo; (la ficción) “es real para mí. Me conecta no solo con otras mentes si no con la visión de otras mentes. Lo que esas mentes entienden y ven. Veo sus mundos tanto como veo el mío”_ Phillip K. Dick.

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