El Papa León XIV es un gran amante de la música, a la cual concibe como uno de los medios más grandes e importantes para educar y guiar el corazón, como lo demostró en el discurso que ofreció con ocasión del Concierto de Navidad en el Vaticano, dirigido por el Maestro Riccardo Muti, a quien le fue entregado el Premio Ratzinger.
El Pontífice expresó: “San Agustín, en su tratado sobre la música, la llama scientia bene modulandi (ciencia de modular o afinar bien), vinculándola al arte de guiar el corazón hacia Dios. La música es un medio privilegiado para comprender la suprema dignidad del ser humano y confirmarlo en su vocación más auténtica”.
Al dirigirse al Maestro Muti, le recordó unas palabras de Benedicto XVI: “La verdadera belleza hiere, abre el corazón, lo expande”. Asimismo, citó algunos conceptos que expresó el Papa Francisco, quien dijo que la música “dota a quienes la cultivan de una perspectiva sabia y serena, que supera con mayor facilidad las divisiones y los antagonismos, para estar —como los instrumentos de una orquesta o las voces de un coro— en armonía, para evitar disonancias y corregirlas, lo cual también es útil para la dinámica de las composiciones, siempre que se integren en un tejido armónico sabio”.
León XIV no perdió la oportunidad de reflexionar sobre la rica y profunda dimensión de la palabra armonizar, que proporciona elementos clave para limar las diferencias: “Armonizar significa mantener unidas las diferencias que de otro modo podrían chocar, permitiéndoles generar una unidad superior. El silencio también contribuye a este objetivo: no es ausencia, es preparación, porque en él se forja la posibilidad del habla; en la pausa, emerge la verdad”.
¿Disfruto y gozo la música del corazón? ¿Vivo y comparto armonía a mi alrededor?