La narrativa rochista y los dislates de ‘El Químico’

    A la memoria de Elisa Pérez Vidrio y a mi amigo Hernando Hernández
    Lo que ya parece caracterizar a la administración de Rubén Rocha Moya es que irá destrabando conflictos con obras significativas para grupos muy específicos de personas con inversiones relativamente pequeñas. Entonces, de continuar con este formato, será un gobierno de variadas y puntuales acciones con variadas y puntuales inversiones públicas. El bule no da para más.

    1. En un artículo anterior escribí que veía la ausencia de una narrativa rochista de largo aliento en su propuesta de gobierno. No veía, y todavía no veo, que dibuje un imaginario seductor que distinga claramente su gobierno de otros. Decía que tenía que decirnos cómo iba a ser la 4T sinaloense más allá de lo que ha definido López Obrador a nivel nacional.

    Como no ha sido así, es probable que el Gobernador deliberadamente no quiera presentar un programa con ejes poderosos que nos diga “éste es el imaginario que yo quiero construir para Sinaloa” porque, simplemente, no hay presupuesto ni estatal ni federal para grandes obras o proyectos que requieran altos recursos. Es casi imposible proponer una gran narrativa sin ellos.

    Esto parece muy claro cuando escuchamos y leemos que el Dr. Rocha ha dicho en reiteradas ocasiones que en su gobierno se harán inversiones en escala menor pero que atiendan necesidades sociales importantes.

    Un ejemplo reciente es la entrega de viviendas a los pobladores desplazados por las obras de la Presa San María en un nuevo poblado que llevará el nombre del embalse.

    Ahí, el miércoles pasado se entregaron las primeras 58 casas de varias decenas más que se han ofrecido entregar. Antes hubo un claro diferendo entre los comuneros de por lo menos tres años, aunque notas periodísticas recientes hablan de un grupo importante de personas que seguían inconformes con la indemnización. No obstante, parece que, al fin, se destrabó un conflicto entre los reclamos justos de los pobladores y las ofertas gubernamentales anteriores. Es decir, lo que ya parece caracterizar a la administración de Rubén Rocha Moya es que irá destrabando conflictos con obras significativas para grupos muy específicos de personas con inversiones relativamente pequeñas.

    Entonces, de continuar con este formato, será un gobierno de variadas y puntuales acciones con variadas y puntuales inversiones públicas. El bule no da para más.

    El badiraguatense no presume nada espectacular, pero hasta el momento, según hablan las encuestas de popularidad de los gobernadores mexicanos, no le ha ido mal porque los ciudadanos encuestados lo han calificado bien. Aunque hay comentaristas que dudan de la veracidad de ese tipo de consultados porque hay gobernantes que suelen invertir en esos menesteres.

    No obstante que el doctor Rocha Moya no ha enfrentado conflictos de resonancia nacional e internacional, su gabinete todavía tendrá que sufrir ajustes importantes, más allá de los que ya ha hecho en Salud y en Bienestar y Desarrollo Sustentable, porque hay otras secretarías claves, como Pesca y Turismo, por lo menos, donde sus titulares no parecen tener idea alguna de lo que se necesita en esas materias dentro del estado. Es decir, el Gobernador tiene que colocar personas experimentadas y competentes en varias áreas de trabajo porque si no en cualquier momento le estallan los problemas.

    Ahora bien, no siempre el abundante dinero público es el que posibilita grandes gobiernos. Si sus líderes son capaces de convencer con sus planes y buenas acciones a los diferentes sectores de la población, esta puede movilizarse con entusiasmo y confianza para desde la empresa y la sociedad civil lograr un buen gobierno.

    Ya veremos.

    2. “El Químico” no deja de sorprender. Tiene una inagotable creatividad para decir y hacer dislates. A veces parece ingenuidad, a veces ignorancia, a veces una sorprendente capacidad para mentir. En otras ocasiones parece que le ha dañado soñarse como un jeque en Dubái.

    Le podemos contar uno día tras día.

    El de las luminarias es escandaloso y vergonzoso, lo pinta como un gobernante más voraz que los panistas y priistas que lo antecedieron. Y, en efecto, no es igual que los otros, es peor.

    Esta semana, al inicio, nos sorprende con el despido de la señora Gabriela Peña Chico de la titularidad del DIF Municipal. Sin duda tiene la potestad para hacerlo, pero el hecho de que mezcle sus conflictos sentimentales con el trabajo de la Comuna es deshonroso porque el mismo comunicado que anuncia el despido alude a embrollos personales, del corazón, y no esgrime un sólido argumento laboral. No obstante, al margen de los remolinos amorosos de Torres Benítez, es probable que también acompañe a tal decisión el que la hermana de la señora Peña Chico se haya confrontado con el Alcalde por el caso de las luminarias, a pesar de que ambas damas hayan sido del primer círculo del poder municipal. Militantes morenistas cuentan cómo las señoras Peña Chico palomearon la primera repartición de trabajos en el equipo de Guillermo Benítez. Estas damas tuvieron mucho poder en la Comuna y ahora “El Químico” se los quiere quitar. No va a ser fácil porque ellas le saben todo a él y él a ellas.

    Esta semana de tonterías, que superó a la del viaje del munícipe patasalada a California para echarle porras al “Zurdo” Ramírez acompañado por el señor Arellano, el empresario más beneficiado por el Alcalde, de regreso del Tianguis Turístico de Acapulco nos habla de los logros “históricos” que logró en su visita. Nos dice que amarró paquetes turísticos con Aeroméxico que nunca se habían traído para Mazatlán, cuando cualquier persona que haya trabajado unos cuantos años en el sector sabe que eso ya se tuvo. En todo caso, se recuperó, y qué bueno. Para rematar, abusando de que ningún reportero lo cuestionó, dijo la barbaridad de que la Ciudad de México era la más visitada del mundo.

    Esto último que parecería una nimiedad, en realidad es una constante en Benítez Torres: dice impunemente mil y una falsedades.

    En fin, habiendo tantos militantes políticamente bien preparados y con una sólida formación intelectual en Mazatlán, y en otras ciudades de Sinaloa, es lamentable que el poder no lo tengan ellos y poder decir, en efecto: “Somos diferentes”.

    Posdata

    Tengo el honor de decir que hace 40 años invité a Elisa Pérez Vidrio, hija del legendario Luis Pérez Meza, siendo ella alumna mía en la Escuela de Ciencias de la Comunicación, para que por primera vez cantara en público teniendo como escenario el kiosco de la Plazuela de la República, en Mazatlán. Descanse en Paz.

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