La necesaria, incómoda, reflexión

EL OCTAVO DÍA
26/01/2025 04:00
    El drama actual nos obliga a encarar lo que no deseábamos. A efectuar más de una incómoda reflexión.

    Leer es correr el riesgo de cuestionarse, pero no olvidemos que la curiosidad es el origen de todo, la raíz del conocimiento, y nada estremece más que abrir las puertas de lo que antes era invisible.

    Y se trata de leer bien. No sólo lo que dicta el mercado o las desquiciadas e incontrolables redes sociales.

    Cuanto más pagano, amante del sol y de los placeres, se vuelve uno, menos siente el deseo de leer y escribir. Hemos vivido -especialmente en Sinaloa- una sociedad hedonista que sobresalía por su espíritu de fiesta. Hay gente que aun ahora sólo sube imanes de comidas, pachangas y puestas en escena al calor del aquelarre de los llamados antros.

    Un escritor nato nace tuberculoso; su carrera es un accidente dictado por defectos físicos o circunstanciales, decía el escritor Dylan Thomas. Nacer en un mundo tan festivo y por lo tanto superficial te lo complica.

    A veces hay que alejarse de aquello que ya en la Edad Media llamaban los artistas y los clérigos, el ruido del mundo.

    Me gusta escribir cuando el mundo se apaga. Es la hora de invocar la inspiración con la noche, Habla, oscuridad. Cuenta, oscuridad. Pero no te apoderes de todo.

    El drama actual nos obliga a encarar lo que no deseábamos. A efectuar más de una incómoda reflexión.

    ¿Qué hace una sociedad ante el descontrol o la existencia de una fosa común? Se pregunta el escritor Camille Pascal en el caso del genocidio de Francia en Argelia. Él habla de buscar el perdón luego del castigo a los culpables directos.

    Hay un momento en que la amnesia y la amnistía son necesarias, afirma, porque si no, ya no hay sociedad. Lo dice en plan de restañar heridas o reconstrucción social humana. En el marco de que eso fue en los años 50 y 60, culpándose de todo a Charles DeGaulle y la Guerra Fría. Y además, no han vuelto a tener ese drama que acá nos flagela desde entonces, añado yo.

    El escritor Kamel Doug le responde que eso no aplica en Argelia porque ahí todo fue una derrota. Ganaron los asesinos, perdieron los muertos. Así de sencillo. Y ambos tenían en la mesa del diálogo el asunto de Ruanda. Todavía se afirma con solvencia que la violencia en Sinaloa subió de tono con la llamada Operación Cóndor de los 70 y eso nos confirma que la solución del problema no es más violencia.

    ¿Qué nos espera en el caso de México y la fosa moral que es el caso Ayotzinapa? Es una herida que sigue abierta. ¿Cómo nos veremos los sinaloenses dentro de cinco años?

    La sociedad necesita volcarse a la reflexión, el autoanálisis, la consulta del especialista para el conflicto personal. O la fe religiosa, porque el pensamiento mágico se mueve solo y más rápido

    Dios decidió dejar de hacer milagros en público. Tanto pensamiento mágico embotaba a la gente. Ahora la crudeza de los hechos y los milagros cotidianos hacen su parte. Un camino más lento pero más real. La duda era la mejor técnica metalúrgica capaz de templar la intangible alma. Que los descreídos definan con su fe o autoengaño qué cosa es un milagro. Algún día descubrirán que el milagro es estar respirando en este momento.

    Pienso en lo que decía Albert Camus al término de la Segunda Guerra Mundial en Europa. A veces se trata de evitar que el mundo se desmorone. Va aquí la frase completa.

    “Cada generación, sin duda, se siente destinada a rehacer el mundo. La mía bien sabe, sin embargo, que no lo conseguirá. Pero su tarea quizá sea más grande. Consiste en impedir que el mundo no se deshaga”.

    Asi que debemos analizar, leer con inteligencia y reflexionar. Nada puede acabar con la belleza si esta es una plenitud del corazón.