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"Opinión"

"La oposición nulificada"

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    “De a tiro por viaje” es una expresión popular, un dicho que enuncia la relación que guarda una acción y un resultado visto, lo esperado, lo que le toca a alguien porque así se lo ganó. Y “de a tiro por viaje” es que los legisladores del PRI se estrellan en el muro de la mayoría en el Congreso local. No dan una en su papel de oposición, salen a criticar resultan criticados, salen a debatir resultan humillados, tratan de defender una postura y resultan enjuiciados. 
     
    ¿Falla el mensaje o fallan los mensajeros? Lo cierto es que no han podido ganar una sola escaramuza en la agenda pública estatal. Pero esto no es casual, y tampoco es totalmente imputable a los integrantes de la bancada. Tiene origen en la falta de credibilidad de la marca -partido político-, después de la elección presidencial, nadie le cree al PRI. Exponer un asunto público desde la desconfianza es una tarea casi imposible.
     
    Y esto no quiere decir que los legisladores de Morena o sus aliados sean un grupo de expertos oradores en tribuna, mucho menos que sean unos sobresalientes congresistas o expertos en construcción de agendas legislativas. Están, consciente o inconscientemente, jugando con un gran bono de legitimidad pública. Ni ellos se lo creen.
     
    Bastaría revisar los comentarios de lectores o consumidores de noticias en los medios, no hay una sola declaración de un priista que sea aplaudida por “el respetable”, pareciera consigna popular criticar y atacar todo mensaje que se geste en la oposición tricolor. Ante este linchamiento, son insuficientes los esfuerzos aislados de un buen legislador como lo es Sergio Jacobo. 
     
    Queda claro, al PRI en Sinaloa no le enseñaron nunca a ser oposición. No lo necesitó antes, porque siempre estuvieron aliados al poder en esta entidad. Cuando Malova fue Gobernador, salvo contadas y rarísimas excepciones se escuchó el PRI alzar la voz, es más, muchos afirmamos que en realidad ese sexenio no tuvo oposición alguna. Y los controles políticos se lograron en la habilidad de unos y el pragmatismo o servilismo de otros.
     
    Pero el PRI no está solo, existe en Sinaloa -aunque no lo parezca- más oposición en la Cámara pero está enmudecida, escondida, desaparecida y no necesariamente por entregada, sino más bien disminuida por su incapacidad. El PAN por ejemplo, está en la ignominia, con dos diputados perdidos por completo en el escenario local. A la diputada blanquiazul no se le conoce voz, es evidente el rol que juega y los intereses que persigue, mientras que el coordinador carga con la pesada losa de su propia historia, de esa familla pública que no le permite despegar y hacer planteamientos con credibilidad. A Villalobos le han dado durísimo contra su imagen y poco le ha importado disminuir el daño, él no busca congraciarse con electores, ni aparecer como sobresaliente, lo suyo se gesta abajo, en lo soterrado y es evidente que el camino que busca no es vía las urnas. 
     
    Del PRD no hay mucho que decir, el coordinador quedó sólo, capitaneando un barco sin rumbo en un partido sin registro local, que fincó sus últimas esperanzas en las decisiones de un desequilibrado y excéntrico legislador que hoy se dice “independiente” después de sus múltiples traiciones. Del PAS no habría mucho que decir, con una legisladora víctima también de las traiciones del mismo chiflado. 
     
    Difícil construir una oposición congruente con perfiles así, con voces desacreditadas, mudas, cuestionadas o desequilibradas. Por eso Morena les baila en su cara, los trata con desprecio, los minimiza y humilla. El PRI no tiene por donde y el PAN no tiene con qué, más allá no hay, más allá no existen, por eso sostengo que la oposición en Sinaloa está nulificada. 
     
    Y bajo esta reflexión, en la más pura lógica del poder, Quirino hizo lo correcto al aliarse con el triunvirato morenista que controla los hilos del legislativo local, los delegados federales y la representación política de la franquicia electoral más rentable, esa tercia a la que valientemente la Diputada Merary Villegas puso nombre y apellido: Rubén Rocha, Nacho Mier y Jaime Montes, los morenistas más priistas de Sinaloa. Luego le seguimos... 
     

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