La pandemia nos golpea en serio

    Si los cálculos del Gobernador Quirino Ordaz son correctos, cuando él concluya su mandato lo peor de la pandemia habrá pasado, pero es posible que le herede al doctor Rubén Rocha Moya una situación económica con serios problemas como producto de la pandemia.

    La casa demoscópica México Elige en su entrega del 12 de julio nos dice que el Gobernador mejor evaluado a mediados de año, con 69 por ciento de aprobación, fue Quirino Ordaz. Sin embargo, los resultados no son igual de favorables en el manejo de la pandemia.

    Si juzgamos por la información más reciente acerca de los contagios en Sinaloa, el Mandatario que ya va de salida no saldría bien evaluado en el tema sanitario, lo cual muy seguramente también lo afectaría en la percepción general. De cualquier manera, es probable que el mazatleco culmine su administración como una de las mejor evaluadas en el País, aunque eso no le sirvió de nada para sacar adelante a su partido en las elecciones del 6 de junio.

    Aun así, la conducción de la lucha contra el Covid-19, al margen de las políticas federales, es por lo menos polémica. Ciertamente las decisiones de los alcaldes de las principales ciudades no le ayudan gran cosa, incluso podríamos decir, como es el caso de Mazatlán, que lo perjudican porque todavía el fin de semana pasado fueron muy condescendientes con los negocios turísticos y los turistas, pero el mismo Gobernador no parece decidido, por lo menos hasta el momento, a tomar decisiones más drásticas para detener los contagios que se propagan con mucha más fuerza de lo que nos revelan las cifras oficiales. Ni siquiera es necesario leer lo que los medios de comunicación o las redes sociales nos informan, baste platicar con los vecinos, amigos y familiares para que nos enteremos de la gravedad de la enfermedad en Mazatlán y otras ciudades del estado.

    Noroeste nos informó ayer viernes que el Gobernador esperaba que para octubre el 80 por ciento de la población esté vacunada, lo cual sería una “cobertura clave, para bajar el índice de contagios, y en ese contexto se podrá considerar el regreso a las clases presenciales”. Esto querría decir, entonces, que el pico de la tercera ola podría llegar hasta el décimo mes del año. Si esto es así, es posible pensar que habrá un aumento muy importante de contagios, los cuales obligarían a los gobiernos federal, estatal y municipales a tomar medidas más drásticas, y estas, a su vez, afectarían seriamente la recuperación de la economía.

    El panorama internacional no parece ser muy distinto. De acuerdo con la OMS, dice Carlos Navarrete en La Jornada, en la semana del 12 al 18 de julio se registraron 3.4 millones nuevos contagios de Covid-19, 12 por ciento más que en la inmediata anterior. “El número de decesos, cerca de 57 mil, fue similar al de la semana precedente. En el mundo, el total acumulado de contagios excedió 190 millones y el total de muertes superó 4 millones. La OMS atribuye estos incrementos a cuatro factores: a) la circulación de variantes más transmisibles del virus; b) el relajamiento de las conductas sociales orientadas a su contención; c) el aumento de la interacción social, y d) el gran número de individuos aún susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 debido a la inequitativa distribución de las vacunas en el mundo.”

    “Hasta el momento, debido probablemente a la insuficiencia de la información que recibe de sus miembros, la OMS no ha proporcionado datos que comparen la mortalidad del virus en individuos vacunados y no vacunados. En Estados Unidos, al disponer de esta información, se han publicado diversos análisis periodísticos. Un artículo de Kate Cohen, del Washington Post (19/7/21) sugiere que la mejor manera de promover la vacunación, sobre todo entre quienes por diversos motivos la rechazan, es divulgar la proporción que del total de decesos registrados en fechas recientes corresponde a personas no vacunadas: De los más de 18 mil estadounidenses que murieron por Covid en mayo último, sólo alrededor de 150 estaban ya vacunados, apenas ocho de cada mil. Por ello se ha reiterado que, actualmente, la pandemia de Covid-19 es, en realidad, una pandemia de personas no vacunadas, de la que están sustancialmente a salvo -en lo que se refiere no al riesgo de contagio en sí, sino a los riesgos de enfermedad grave, hospitalización y muerte- las que han sido inoculadas”.

    De las cifras que nos entrega Navarrete, vale la pena resaltar el dato de que los 18 mil estadounidenses que murieron por Covid-19 en mayo pasado solo 150 fueron personas que ya habían sido vacunadas. Es decir, las vacunas no protegen totalmente, pero sí lo hacen en alto grado. Por otro lado, la inmensa mayoría de las personas fallecidas no estaban protegidas. Estas, por lo general, eran personas que no aceptaron vacunarse, hombres y mujeres jóvenes que no habían sido inoculadas, e incluso niños y niñas, así como personas con enfermedades crónicas.

    En este contexto, si queremos aprender de las experiencias y datos de otros países, es evidente que una tarea muy importante en Sinaloa es convencer a las personas que por diferentes motivos no quieren vacunarse y/o no quieren adoptar las medidas precautorias. Los rejegos siguen siendo legiones.

    Si los cálculos del Gobernador Quirino Ordaz son correctos, cuando él concluya su mandato lo peor de la pandemia habrá pasado, pero es posible que le herede al doctor Rubén Rocha Moya una situación económica con serios problemas como producto de la pandemia.

    Posdata

    No estamos para festejos, pero sí para aprovechar todas las situaciones para promover el desarrollo económico de nuestra entidad. Es por eso que sugiero a las autoridades del Estado y del Municipio de Mazatlán, y también las responsables federales del turismo en México, que el próximo 1 de enero se celebre el Primer Centenario del Nacimiento del Turismo en Mazatlán ( y por lo mismo de todo el estado). En efecto, el 1 de enero de 1922, se abrieron las puertas del Belmar, el primer hotel frente a la playa que se establecía en México. Aunque el turismo empezaría a ser promovido por el Gobierno Mexicano hasta el año de 1929, los particulares, entre ellos empresas ferrocarrileras estadounidenses, años antes ya lo hacían, tal y como sucedió en Mazatlán, aun antes que en Acapulco.

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