La paz social es tarea de todos

26/05/2025 04:01
    Al igual que la hidra del cuento, estos grupos suelen regenerarse, diversificar sus actividades y reorganizarse incluso tras decomisos o detenciones. Por ello, más allá de los operativos, se requiere integrar otras dimensiones que contribuyan a debilitar estructuralmente su influencia.

    La paz social no es el resultado de una acción aislada: es una construcción colectiva que exige la participación activa de todos los sectores. Si bien el Gobierno desempeña un rol central en garantizar condiciones de seguridad y estabilidad, también las instituciones educativas, la Iniciativa Privada y las organizaciones civiles deben formar parte de un esfuerzo conjunto. Hemos transitado ya una etapa inicial marcada por la sorpresa y el temor ante los episodios de violencia. Ahora, es momento de avanzar hacia una fase de conciencia y diseño de soluciones, tanto inmediatas como de largo plazo.

    Cada sector tiene funciones específicas, pero todos requieren de un entorno pacífico para cumplir sus metas. Es urgente generar espacios de diálogo donde se compartan experiencias, desafíos y estrategias, con el fin de establecer una base común de entendimiento. La colaboración intersectorial es vital para construir una agenda coherente frente a la violencia.

    El Gobierno estatal ha desplegado diversas iniciativas para atender los distintos niveles del fenómeno delictivo: desde la violencia organizada hasta delitos comunes o corrupción institucional. Sin embargo, los resultados han sido limitados frente a la capacidad de adaptación de los grupos delincuenciales.

    Al igual que la hidra del cuento, estos grupos suelen regenerarse, diversificar sus actividades y reorganizarse incluso tras decomisos o detenciones. Por ello, más allá de los operativos, se requiere integrar otras dimensiones que contribuyan a debilitar estructuralmente su influencia.

    Uno de esos pilares es la educación. Universidades y escuelas no sólo tienen la tarea de formar a las futuras generaciones de profesionales, sino también la responsabilidad de aportar conocimiento para enfrentar los problemas públicos. En este sentido, es necesario pedir a las autoridades educativas que destinen tiempo y esfuerzos concretos a abordar el tema urgente de la violencia y explorar formas efectivas de mitigarla desde el ámbito académico.

    En contextos de violencia, la educación presencial enfrenta serias restricciones, lo que ha impulsado el uso de modalidades virtuales. Estas, aunque necesarias, presentan a su vez nuevos desafíos: limitaciones tecnológicas, desigualdades en el acceso a internet y efectos poco estudiados sobre la salud visual del estudiantado, como la fatiga ocular prolongada por uso excesivo de pantallas. Este ultimo punto requiere ahora más que nunca mayor atención.

    Hemos abordado en este espacio, en ocasiones anteriores, la necesidad de avanzar en un protocolo de emergencia educativa que fortalezca tanto las clases virtuales sincrónicas como asincrónicas. No obstante, el tema de la salud visual ha recibido poca atención, a pesar de que estudios científicos recientes en la región advierten que requiere intervención urgente. Este problema se agravará si continuamos incrementando el uso intensivo de herramientas digitales sin medidas preventivas adecuadas.

    Este aspecto ha sido atendido, en parte, por algunas asociaciones de la sociedad civil. El Club de Leones, por ejemplo, ha realizado campañas de detección y atención visual, incluyendo la entrega de lentes oftalmicas a estudiantes de escasos recursos. Sin embargo, la inseguridad también afecta a estas organizaciones, limitando su movilidad y continuidad operativa. Para seguir cumpliendo su labor, necesitan condiciones mínimas de estabilidad y espacios para proponer medidas viables desde su experiencia de servicio.

    En este contexto, es urgentemente necesario establecer canales de comunicación entre la academia, las autoridades y la sociedad organizada. Otros sectores -como la Iniciativa Privada o los colectivos- también enfrentan sus propias necesidades ante la violencia, y han desarrollado estrategias particulares para mitigar sus efectos. Es imprescindible discutir estos enfoques en un foro amplio que fomente el aprendizaje mutuo, la empatía y la construcción colectiva de soluciones.

    Un ejemplo de este esfuerzo es el evento “Café Científico” impulsado por la Coordinación General para el Fomento a la Investigación Científica e Innovación (Confie) del Gobierno del Estado, donde especialistas en física, matemáticas y ciencias de la computación discutirán herramientas analíticas para comprender mejor la relación entre violencia y explorar rutas de solución desde un enfoque multidisciplinario. La transmisión será abierta en redes sociales este jueves 29 de mayo, buscando ampliar el alcance del diálogo.

    En suma, la construcción de paz es una tarea compartida. Requiere voluntad política, conocimiento técnico y compromiso ciudadano. Es hora de alinear propósitos, identificar puntos de encuentro y actuar de forma coordinada. Sólo así podremos avanzar hacia una sociedad más estable y segura para todas y todos.