El día 20 de marzo de este año, cerré las instalaciones de casa MoMa, pues nos dedicamos a un programa de atención integral para adultos mayores y no quisimos ponerlos en peligro, nos retiramos todo el personal, sabía que había una fecha para cerrar y no había (ni hay) una fecha para reunirnos de nuevo con nuestros grupos de adultos mayores, y comenzaron a hablar por teléfono para cancelar las consultas tanatológicas, para mantenerse aislados y sentirse protegidos, y en un momento me quede sin pacientes a quien atender.
Decidí irme a casa, no paso dos semanas cuando me comenzaron a buscar para consulta, mucha gente de nuevo ingreso, nuevos casos pero con el mismo tema: temor por el coronavirus, ya pase muchas etapas con mis pacientes, primero fue el miedo, la duda que si existía el virus o no, porque no se conocía a ningún contagiado, siguió los casos de ansiedad, los hipocondriacos, los abusos sexuales, la violencia en casa, los casos de intento de suicidio, las personas y familiares que se contagian, los que pierden a un ser querido, las víctimas sociales por haber tenido covid, padres de hijos muertos por covid, y atender a familiares sobrevivientes agotados emocionalmente por el confinamiento.
El coronavirus o COVID-19 es ahora un importante problema de salud pública en todo el mundo, y lamentablemente hasta la fecha no hay ninguna vacuna para prevenirnos del dichoso virus, más que seguir con todas las medidas preventivas y salir solo en caso necesario.
Tal y como señala la Federación, la primera prioridad de los profesionales de la Psicología es el uso del conocimiento psicológico para informar correctamente sobre el virus, con el fin de evitar ansiedad innecesaria y apoyar a las personas afectadas.
La cuarentena suele ser una experiencia desagradable para quienes la padecen: separación de los seres queridos, pérdida de libertad, incertidumbre sobre el estado de la epidemia y aburrimiento, son algunas de las consecuencias que, en ocasiones, pueden conllevar efectos dramáticos. Por ello, es importante concentrarnos y aceptar los beneficios de la cuarentena masiva obligatoria frente a los posibles costos psicológicos.
El impacto psicológico de la cuarentena de acuerdo a unas investigaciones, los datos muestran, que una gran cantidad de personas presentan síntomas del trastorno por estrés agudo. Las personas en cuarentena son significativamente más propensas a experimentar: agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con pacientes contagiados, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, deterioro del desempeño laboral y rechazo al trabajo y algunos casos hasta consideran renunciar a su empresa.
Los estudios que las personas que siguen en cuarentena, informan sobre síntomas psicológicos generales, trastornos emocionales, depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira y agotamiento emocional.
Aquellos que se encuentran en cuarentena por haber estado en contacto cercano con un caso confirmado, expresan sentimientos negativos durante el período de cuarentena: temor, nerviosismo, tristeza y culpabilidad. Son pocos los que informan de sentimientos positivos: un bajo porcentaje habla de sentimientos de felicidad y de alivio.
Los trabajadores de la salud que han contraído y se han recuperado del covid, presentan síntomas más graves de estrés postraumático que el resto de la sociedad general, y sienten una mayor estigmatización, exhiben más conductas de evitación con los pacientes, después de la cuarentena, están más afectados psicológicamente: presentan más sentimientos de enfado, molestia, miedo, frustración, culpa, impotencia, aislamiento, soledad, nerviosismo, tristeza, preocupación, y se sienten menos felices. También en este colectivo la probabilidad de pensar que están contagiados y que pueden propagar el virus a otros es mayor.
El impacto psicológico de la cuarentena es preocupante, si se extiende a más tiempo: se asocia y se pronostica una peor salud mental, síntomas de estrés postraumático, conductas de evitación e ira, es importante que las personas atiendan su vida emocional, acudiendo con un psicólogo clínico o un psiquiatra, podemos detener el daño emocional, siempre y cuando estemos en manos de un profesional de la salud mental.
Octavio Robledo L.
Psicólogo clínico – Tanatólogo.
Fb tanatologo Octavio Robledo
Tel consultorio: 669 982 52 36
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